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Cultura

Polonia en la capilla

Música y Danza desde Polonia. Zygmunt Krauze, piano. Zahir Ensemble: Alfonso Rubio, flauta; Juan García Rodríguez, piano; Francisco Bernier, guitarra. Programa: Obras de Lukaszewski, Borkowski, Bargielski, Gronau y Krauze. Lugar: Capilla del Rectorado. Fecha: Lunes 8 de noviembre. Aforo: Tres cuartos.

Con una impuntualidad que parece haberse convertido en triste seña de identidad de las citas musicales sevillanas (siempre hay alguna excepción digna de ser mencionada, como las por tantas razones ejemplares, también por el respeto a sus espectadores, Noches del Alcázar), dio comienzo un breve ciclo dedicado a la música y la danza polacas con un concierto que contó con la presencia del pianista y compositor Zygmunt Krauze (Varsovia, 1938), autor de una música sugerente, que se acoge al concepto de Unistic, un estilo adoptado de la pintura de Wladyslaw Strzeminski y caracterizado por "carecer de contrastes, tensión y clímax en el sentido tradicional", siendo su forma "lo más homogénea posible". Las obras pianísticas de Krauze parecen moverse en el ámbito en el que confluyen minimalismo, nueva simplicidad y cierto experimentalismo de origen cageano, como en esa Stone Music en la que el intérprete manipula directamente las cuerdas del instrumento con la ayuda de unas piedras y unos objetos metálicos. En el cierre (Gloves Music) se sumaron también el bruitismo y una clara dimensión teatral.

En la primera parte, solistas de Zahir Ensemble (que abre hoy en la Sala Joaquín Turina su II Ciclo en colaboración con Cajasol con un programa también dedicado a músicos polacos) se acercaron a obras de maestros de la vanguardia más clásica y ortodoxa de la segunda mitad del siglo XX, como Marian Borkowski (1934; dura su Speranza) o Zbigniew Bargielski (1937), cuya À la espagnole para guitarra, obra de leves tonos coloristas, tocó de forma irreprochable Francisco Bernier; e igualmente a piezas de compositores más jóvenes, presentes en la sala, como unas miniaturas tonales para flauta y piano de Alicja Gronau (1957) o el Moai para flauta sola de Pavel Lukaszewski (1968), que Alfonso Rubio recreó con sobria y precisa intensidad.

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