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Cultura

Equilibrio de la luz y las raíces

Flamenco mallol. Cante: Niño de Elche. Guitarra: Raúl Cantizano. Lugar: Pasaje Mallol. Fecha: Domingo, 3 de abril. Aforo: Lleno.

El paso al cante adelante se producía en el pasado de manera natural. Era la época en la que los tablaos ofrecían un espacio de honor a los cantaores. Allí empezaron Camarón, Morente, El Lebrijano, Panseco ... todos. Todos los que luego fueron figuras solistas en los festivales cantaron primero para el baile. Hoy este paso debe buscar otros lugares para llevarse a cabo, como este nuevo ciclo de iniciativa privada que ofrece un lugar de expresión propia a grandes intérpretes que vemos habitualmente subordinando su voz a la danza. Hoy, que los tablaos han cambiado de orientación y los programadores son más conservadores que nunca.

Es el caso del Niño de Elche. Vino con la compañía de Raúl Cantizano. Dos intérpretes con similitudes: a ambos les gusta el juego, el riesgo. Y con grandes diferencias. El cante del Niño de Elche es pura tierra, fuerza, conexión con lo de abajo por mor de su potencia vocal, su expresión enjundiosa, la solidez de su puesta en escena. A ello une su inquietud por el verso que, como fue el caso de sus maestros, le anima a buscar nuevas melodías jondas para emociones y medidas inéditas en lo jondo. Así los cantes sin guitarra que abrieron la noche, tan radicales como el poema de Miguel Hernández que incorporaban. Así se fueron sucediendo, alegres o trágicos, los José Agustín Goytisolo, Alberti, Machado, León Felipe, etcétera. Vibrante resultó su versión de No sirves para nada por bulerías. La soleá fue el ejemplo perfecto de equilibrio entre la inquietud de la palabra, pues la dicción de este cantaor es precisa hasta la transparencia, y la oscura busqueda en el fango de las raíces, en las emociones más primarias.

Cantizano ofreció un acompañamiento lleno de inventiva con sorpresas y hallazgos que hacían vibrar y gozar, no sólo al público, también al cantaor. El toque de este sevillano se depliega pleno de colores cálidos que fluyen con tanta celeridad como vigor.

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