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Carlos Colón

Gershwin, una razón para vivir

YA que estamos de rebajas, y que ayer les prometía dar alguna noticia estimulante de las cada vez más raquíticas ofertas de música, me permito recomendarles los álbumes de 10 CD que por 11 euros (a los que se aplica el 15% de descuento si se compra más de uno) se venden en El Corte Inglés. Muchos de los grandes nombres de la música del siglo XX -Strauss, Prokofiev, Ravel, Shotakovich- figuran en estos álbumes compilados por el sello Documents. Todos son recomendables, pero me atrevo a invitarles a que se compren el dedicado a George Gershwin (1898-1937), el genio que proporcionó tanta y tan perdurable felicidad a tantos millones oyentes con sus canciones y obras orquestales. Su música es una de las razones para vivir que recita como una letanía Woody Allen en Manhattan, monumento a la música gershwiniana. Tenía razón.

Los diez CD de este álbum ofrecen felicidad en forma de una música popular que es a la vez de una refinada elegancia y de una honda emoción. Porque hubo un tiempo en la cultura popular de masas en el que el éxito no obligaba a sacrificar la emoción y la elegancia. En estas casi diez horas de música encontrarán raras grabaciones radiofónicas de programas patrocinados en los años 30 por una marca de chicle en las que el propio Gershwin presenta y comenta sus obras; la grabación histórica de 1924 de la Rhapsody in Blue (¿recuerdan el deslumbrante inicio de Manhattan?) interpretada por la orquesta de Paul Whiteman con Gershwin al piano; las bandas sonoras de Girl Crazy o Shall We Dance con sus canciones interpretadas por Judy Garland, Tommy Dorsey, Oscar Levant, Fred Astaire, Ginger Rogers, Artie Shaw, Gene Kelly o Lena Horne; las viejas grabaciones de los años 20 en las que las orquestas de Paul Whiteman o del Hotel Astor, la pareja formada por Fred Astaire y su hermana Adele o la gran Gertrude Lawrence interpretan las canciones de los espectáculos de Georges White y Florenz Ziegfield; las versiones jazzísticas con las que Benny Goodman, Billie Hollyday, Nat King Cole, Harry James, Sinatra, Charlie Parker, Chet Baker, Lester Young o Ella Fitzgerald labraron la definitiva inmortalidad de Gershwin; y la poco conocida ópera-jazz Blue Monday. Diez horas de felicidad inteligente por 11 euros.

El carácter histórico de muchas grabaciones les resta perfección técnica, pero les añade valor y encanto. Gershwin fue despreciado por los pedantes, adorado por el público y respetado por los colegas inteligentes como Ravel y Schönberg. El tiempo les ha dado la razón a quienes por espontaneidad o inteligencia lo oyeron sin prejuicios. Disfrútenlo.

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