las dos orillas

José Joaquín León

Felicidad en plena crisis

VIVIMOS unos tiempos convulsos, más oportunos para los demagogos que para los filósofos. En tiempos de crisis ¿se puede ser feliz? A esta pregunta profunda no responden los pensadores, si los hubiere, sino los futbolistas. Fue decir Cristiano Ronaldo que se sentía triste y empezar el debate sobre la felicidad. En La Casa Blanca del Real Madrid se estila mucho ese asunto, porque Zidane, a principios de agosto, en una entrevista, había declarado: "Ya no soy tan feliz como antes". ¿Es que ha llegado un virus de tristeza y melancolía al Bernabéu?

El sabio refranero español tiene respuestas para todo. Incluso una respuesta y la contraria, por eso es sabio, porque así acierta siempre. Pero ahora el refranero se ve casposo, algo muy rural, como Sánchez Gordillo, aunque de la derechona. El refranero sabio nos dice: "El dinero no da la felicidad". Y ahí estaban Cristiano Ronaldo y Zidane para confirmarlo. Cristiano, en tiempos de crisis, se fue a ver a Florentino para decirle que estaba triste. No por solidaridad con los que no llegan a fin de mes, sino por lo suyo. Zidane está menos feliz que antes, porque ya no juega, porque ha cumplido los 40 años y no es tan famoso; y sobre todo porque se lleva mal con Mourinho, y eso significa que lo lleva claro.

El sabio refranero español, que tiene respuestas para todo, también asume aportaciones foráneas. El poeta y letrista bonaerense Rodolfo Sciammarella escribió aquello de "Tres cosas hay en la vida:/ salud, dinero y amor./ El que tenga las tres cosas/ que le dé gracias a Dios". Argentino tenía que ser, como Messi. Los argentinos salen filosóficos como Valdano, o poetas como Borges. Salen con salidas para todo. Y eso de la salud, el dinero y el amor se asume ya como un dogma para la felicidad, que era eso, más o menos. El psiquiatra y escritor Enrique Rojas considera que la felicidad es como una mesa de cuatro patas, con amor, trabajo, cultura y amistad. Si uno está parado, y si además su esposa le envía vídeos eróticos de ella a su amigo íntimo, ya fallan dos patas de la mesa de la felicidad y se empieza a caer.

En tiempos de crisis, si vienen al rescate para ahogarte mejor, ¿se puede ser feliz? ¿Es feliz Rajoy? ¿Lo es Rubalcaba? ¿Por qué preocupa más la felicidad de CR7 que la de Angela Merkel? Ella también estuvo triste en su última visita a Madrid. "Se la veía triste, incluso cuando sonreía", leí en un rotativo de la capital de la melancolía. Sin embargo, los mártires nos enseñaron que ellos iban con alegría al martirio. Pasaban felices por los leones romanos, de camino al cielo. Todo depende de los ideales, de las expectativas. Podría ser feliz hasta el hombre más triste del mundo, aunque nunca juegue en el Real Madrid de Florentino.

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