DESCONOCÍA un servidor de Dios y de usted que José Antonio Bosch fuese patrono perpetuo de la Fundación Heliópolis, por lo que me extrañó sobremanera que alguien pueda criticarle su afán por continuar en tan honorífico cargo. Y mi sorpresa se agranda cuando el aserto no viene de un mindundi, de uno de esos que han enarbolado las redes sociales para insultar, desprestigiar y tirarle a cuanto se mueva. Efectivamente, la acusación a Bosch no provenía de un cualquiera, sino del muy exitoso presidente del tenis español, bético, jurista y republicano confeso que atiende al nombre de José Luis Escañuela.

Y esta ocurrencia del prestigioso dirigente tenístico ha sido aprovechada para seguir segando la hierba que crece bajo los pies del Betis, por siempre Real Betis Balompié. Se ha llegado a decir que Bosch ha entrado en la larga lista de personajes no gratos para el beticismo. Y es que aquí no hay semana en que deje de saltar una de estas molestas liebres, sobre todo cuando la trayectoria del equipo no admite la tarea de emponzoñar el ambiente. Es más, convencido estoy de que cuando el equipo deje de sumar, la figura de Bosch quedará en un segundo plano. Es un caso parecido a lo que pasó con Lopera, que cuando el Betis ganaba, sólo los béticos le aplaudían.

En la actualidad, no hay constancia científica de que el beticismo tenga nada en contra de un hombre que está lejos de querer perpetuarse más allá del tiempo que la Justicia estime que debe administrar el paquete mayoritario de acciones de la Sociedad Anónima Deportiva Real Betis Balompié. Propalar que pretende seguir más tiempo en el Betis es, como mínimo, falaz. Y no creo que de hombre clave en este tiempo de regeneración del Betis haya pasado a considerarse persona no grata. Por lo visto, como al equipo no le dé por dejar de sumar, ésta va a ser la tónica en el día a día de un club tan sempiternamente asaeteado como el Betis, Real Betis Balompié.