La ciudad y los días

carlos / colón

a cabar con la cultura

GROSEROS, además de cobardes con retraso, fueron quienes pitaron al ministro Wert en el Teatro Real durante el homenaje a Teresa Berganza. Groseros y maleducados porque estaba presente la Reina, la protagonista del acto era Teresa Berganza y las siempre legítimas expresiones de protesta contra el ministro se podían aparcar por una noche. Quienes pitaban, por el contrario, debían creer que estaban en el lugar idóneo para expresar su discrepancia con el ministro porque algunos gritaban "¡Estáis acabando con la cultura!". Se delataban. Ni un Gobierno ni un ministro pueden acabar con la cultura. Y menos en un año. Salvo que se refirieran a la cultura de la sopa boba, la subvención, el miedo al mercado, el desencuentro con el público, la falta de creatividad y de competitividad.

Para acabar con la cultura se necesitan muchos años. Incluso más de los que llevan degradando la educación las funestas leyes y pedagogías que son de exclusiva responsabilidad socialista con la funesta Logse de 1990 en cabeza, ya que la única ley propuesta por un gobierno popular, la LOCE (Ley Orgánica de Calidad de la Educación) promulgada en 2003, fue paralizada y finalmente derogada por el Gobierno de Zapatero. Por no meternos en el cenagal de Bolonia que está obrando el raro milagro de someter las universidades a las exigencias de los mercados -que en este caso sí que son peligrosas- hasta lograr que las Humanidades sean residuales en las universidades europeas.

Que España esté en el furgón de cola educativo de Europa no es responsabilidad de Wert (cuyos principios y actitud no comparto, todo sea dicho) sino de los Maravall, Solana, Rubalcaba, Suárez Pertierra, Saavedra, Sansegundo y Cabrera que fueron titulares de Educación bajo González y Zapatero. A quienes lo fueron con Aznar -Aguirre, Rajoy, Del Castillo- se les puede reprochar no haber intentado acabar con esos despropósitos hasta que fue demasiado tarde: la ya mencionada LOCE promulgada al final del segundo mandato de Aznar y derogada por Zapatero.

Acabar con la educación es la mejor forma de acabar con la cultura. Quienes pitaban con grosera cobardía en el Teatro Real acusando a Wert debían haber empezado a pitar en 1990 la Logse; y seguir pitando cuando para suplir el vacío de un público educado la cultura se convirtió en carne de subvenciones, lealtades y favores. Por eso no pitaban antes: esta cultura no muerde la mano que le da de comer.

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