ESTÁ haciendo las cosas coherentemente el Betis y en nada se parece este verano a los anteriores. Los deberes a su tiempo es algo que suele ayudar con vistas al ejercicio que arrancará en dos meses. Dejar las cosas para septiembre es de malos estudiantes y suele ser la siembra para un porvenir color panza de burra. Sin más pausas de las debidas está la secretaría técnica laborando de manera eficaz y bien que lo agradecerán técnico y afición.

Nunca tuve gran confianza en que Verdú recalase en el Betis. Las circunstancias en que vivaquea la sevillanísima institución de las trece barras no mueven al optimismo a la hora de pleitear por un futbolista de prestigio. Y Verdú lo es, de un prestigio considerable dentro de lo que conforma la clase media de nuestro fútbol. O sea que el catalán es pelotero que bien pudiera jugar en cualquiera de los que conforman ese escalafón que mora aparte de los dos indiscutibles colosos.

Debe constituirse en el hombre que sustituya a Beñat a lahora de mover los muñecos. Labor ésta de manejar clave en un equipo que apuesta por elaborar mucho antes que por el pelotazo. No tiene la pegada que luce el vizcaíno, pero sí más rapidez a la hora de elegir la mejor opción de juego. Una cosa por la otra, pero tampoco es lerdo el catalán para el golpeo, ni muchísimo menos, por lo que la inmediata marcha de Beñat se ha restañado de la mejor forma, antes de que se produzca.

Es una gran noticia para ese bético que veía con preocupación cómo su club no era capaz de pelearle un futbolista a nadie. Cómo clubes de mucha menos entidad se le adelantaban o cómo gente criada a sus pechos preferían irse a sitios de mucho menos pedigrí. Buen verano para la causa verde, blanca y verde y a seguir por ese camino, que al equipo le queda un reto extraordinario así que todo arranque en algo menos de dos meses, que es un suspiro en este circo llamado fútbol.