jorge Benavides Solís

Sevilla ya es moderna como Benidorm

El concepto de modernidad de la ciudad según la altura de los rascacielos

LOS defensores de la Torre CC (Caixa-Cajasol) -empresarios y pocos ciudadanos- a partir de 2007, presentaron a este todavía inconcluso neo-obelisco que apabulla a la ciudad, como unidad de medida de la modernidad de Sevilla, por su altura (178 metros), por su singularidad formal, por su sostenibilidad, por su novedad y por la generación de puestos de trabajo. Desde entonces, no han dado a conocer más razones. En todo caso la mayor parte de ellas son muy parecidas a las expuestas a propósito de la construcción de la impersonal torre Los Remedios en 1972.

A partir de la lógica de dichos argumentos, tomando en cuenta los dos primeros factores resultaría que la modernidad de Benidorm es mayor que la de Sevilla gracias, entre otros numerosos rascacielos, a su torre residencial inconclusa más alta de España, In Tempo (200 metros), cuya "calidad le ha valido ser nominada como uno de los mejores edificios de hormigón del mundo en los premios que convoca la Asociación Científica-Técnica del Hormigón Estructural (ACHE) y que se entregarán en febrero de 2014 en Bombay".

Y está claro, no es así. Los objetos no generan ni determinan la modernidad de una ciudad; mas bien depende de la mentalidad y del comportamiento de los sujetos, o sea, de quienes la construyen. No el individuo sino la sociedad. La ciudad para ser tal, además de arquitectura requiere de civis (sociedad, ciudadanía) y de polis (normas de convivencia).

Tomando en cuenta el verdadero contenido de la sostenibilidad (Brundtland, 1987) o sea, la responsabilidad social en el consumo de los recursos naturales no renovables, bastaría comparar la torre CC con otros rascacielos en construcción y terminados en diversas partes del mundo que, con el aprovechamiento del sol (en Sevilla siempre brilla) y del viento, son energéticamente autosuficientes (Torre Triangle, De Meuron, París) porque además, han incluido en su propuesta el correspondiente estudio de vialidad y accesibilidad con gastos a su cuenta; todo lo contrario al neo-obelisco de la Cartuja. El futuro puente que es indispensable construir para facilitar la salida de los 3.066 vehículos que vomitará la torre, por decisión del señor alcalde, tendremos que pagar todos los sevillanos, de similar forma a la que nos han obligado a proceder para solucionar las quiebra las cajas de ahorro administradas por los políticos. ¿También esta forma de favorecer a la inversión inmobiliaria privada incluye la actual modernidad?

¿Se analizará esta situación en el Encuentro Internacional de Arquitectura Contemporánea en Ciudades Históricas? El Ayuntamiento, prescindiendo de la Universidad de Sevilla, del Colegio de Arquitectos, de la sociedad civil organizada y en general de los sevillanos, ha contratado expresamente a una empresa libanesa para organizar dicho encuentro en un local con pequeña capacidad entre el 17 y 19 de setiembre. En la correspondiente web consta el programa detallado. Destacados expertos llegarán de otras ciudades del mundo para hablar sobre la dialéctica urbana entre la torre CC (arquitectura contemporánea) y el conjunto histórico de Sevilla. Ni un solo sevillano tendrá la posibilidad de opinar sobre su ciudad y tampoco el Ayuntamiento presentará una ponencia. ¿Por qué?

Decir ciudad histórica es una redundancia. Hace dos meses, en una reunión internacional del Icomos decía: todas las ciudades son históricas por cuanto, a partir de su fundación, en ellas podemos identificar fechas, hechos y protagonistas de cualquier período, época o año. De forma similar a la Historia, la ciudad tiene un inicio pero no un fin previsto. Estamos haciendo ciudad y por lo tanto Historia, de manera permanente; pero hay episodios, hechos o períodos muy importantes y significativos materializados en la ciudad que merecen el reconocimiento social y, por lo tanto, constituyen referentes de identificación y de identidad. Esa parte de la ciudad con alta densidad histórica y cultural precisamente constituye el centro histórico". Estamos haciendo Sevilla desde hace dos mil años pero solamente en contados períodos se han empleado procedimientos impositivos que han prescindido de la participación proactiva de sus habitantes. Ahí están por ejemplo, los tumores, las heridas y las cicatrices ocasionadas por el franquismo en las calles del centro. Ahí está Los Remedios, inhóspito barrio, ejemplo de una salvaje especulación inmobiliaria. Allí el gran parque central fue urbanizado y las casas de tres plantas, en algunas partes fueron reemplazadas por bloques de más de quince. ¿Fue la manera de incorporar la arquitectura contemporánea de entonces a la hermosa Sevilla heredada hasta principios del siglo XX?

Mucho tenemos que decir los habitantes de Sevilla sobre la agresividad de la arquitectura contemporánea en la ciudad actual, sobre todo en la periferia (también de la mayoría de las ciudades): fea, insostenible, inhóspita, desacogedora. ¿Debido al planeamiento, a los arquitectos, al mercado, a la economía del lucro sin control, a las formas de consumo, a los políticos?

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