DERBI Betis y Sevilla ya velan armas para el derbi

Antonio González Cordón

Elogio de la estaca

El autor, catedrático de Proyectos Arquitectónicos de la Universidad de Sevilla, reflexiona sobre la irrupción de la Torre Pelli en la ciudad y su influencia en el paisaje conocido

soPortes y Escalas

El Mediterráneo es un lugar de soportes eternos y techumbres caducas. Las columnas y los muros permanecen, el dintel y la cubierta son frágiles.

La Ora Marítima de Avieno, tan excelentemente analizada por Juan Gavala, en su libro Geología de la Costa y Bahía de Cádiz en 1959, permitió conocer no solo una interpretación geológica del área mitológica de Tartessos, sino fundamentalmente la geomorfología del Lago Ligustinos prerromano y la posición de Híspalis en suelo diluvial como cuello del estuario del Guadalquivir.

La fundación de Híspalis y, sobre todo, su emplazamiento territorial tienen que ver con la primera oportunidad de vado, aguas arriba, entre las dos orillas del Lago Ligustino y por ende la comunicación entre la Bética y la Lusitania.

Sevilla es una ciudad / vado que se establece en el territorio / estuario allí donde existe la primera oportunidad de cruzar el río. Ello provocará una morfología urbana ligada a la propia geometría del cauce. Filamentos sinuosos Norte-Sur paralelos al río, elementos transversales E/W para vadear el río. Es una morfología de urdimbre débil y trama rígida referenciada por las puertas que a su vez se localizan en los puntos de accesibilidad del sistema. Y son precisamente estas marcaciones las que se han diluido en un magma territorial isótropo.

La ciudad contemporánea es una ciudad de flujos cuya percepción es dinámica, fruto de la permanente movilidad. Su escala es territorial. La escala urbana se pierde en esta consideración. Los campanarios han sido absorbidos en el skyline de manera imperceptible.

Los vórtices son áreas de concentración de flujos. Puntos de energía de un sistema de relaciones dinámicas.

La ciudad de Sevilla mantiene sus referencias-añoranzas en el tejido histórico. Sin embargo, la ciudad-territorio aún no está cualificada de referencias. Las infraestructuras y su singularidad pueden ayudar a construir las nuevas referencias territoriales. Es necesario identificar estos puntos de energía que ordenen la anarquía del magma territorial. Y ello ya no es un orden geométrico, sino perceptivo. La movilidad requiere de elementos de referencia espacio-temporal. Es otra percepción contemporánea; memoria y ubicación.

Estos puntos de referencias singulares se producen en la ciudad-territorio contemporánea y se ubican donde el conflicto de flujos, indefiniciones, infraestructuras, tejidos urbanos inacabados, etcétera, se agudiza.

El lugar hoy no es un sitio, o unas características del paisaje, o una característica de lo local.

El lugar es un acto creativo que depende de cada mirada y que se modifica en el espacio y en el tiempo. Hoy el centro histórico de Sevilla es un espacio-temporal de ocio, entretenimiento y cultura popular. Un parque-temático para el viajero. Un argumento histórico para el local que vuelve una y otra vez a recorrerla como el gran espacio de la memoria, como un viaje a los orígenes desde la ciudad-territorio.

Hay que romper con la dualidad ciudad/territorio donde la ciudad-histórica es lo original y la ciudad-territorio el pecado. Tenemos la responsabilidad de construir estos nuevos lugares que cualifican la ciudad-territorio, que ya no es de plazas, parroquias y calles sino de puentes, postes, gasolineras, autovías, etc.

Y esta gran escala difusa de la ciudad/territorio requiere de nuevos hitos de referencias. La responsabilidad de las infraestructuras es enorme en este quehacer. Pero la oportunidad de grandes singularidades también lo es. De ahí la importancia de la cualidad que la separe del magma global.

La estaca es un útil para marcar un terreno o un territorio dependiendo de su tamaño, significando un límite, un fin, una singularidad. Se usa sobre lecho o terreno blando al contrario que el apilado sobre roca dura o promontorios. Los suelos lacustres están significados con estas estacas en un paisaje horizontal e infinito.

Recientemente está emergiendo una estaca de escala territorial, tal como un Hispalensis Palum en referencia al territorio definido en el Hispalensis Conventus delimitado por Ortelius y Chiaves en el S.XVI. Aparece en lontananza y se sitúa en el meandro histórico del Guadalquivir con mayor concentración de flujos e intentos de vados. Es llamada Torre Pelli.

Se encuentra en una ubicación exacta que reconoce el límite de la derrota de navegación de Avieno, que pone fin al lago lacustre Ligustinus más allá de las columnas de Hércules y que señala el vado como esencial entre las culturas Béticas y Lusitanas. Su escala es territorial, tal como el estuario del Guadalquivir. Su silueta es visible desde más de 50 kilómetros, potenciando el valor de horizonte infinito y difuso del paisaje circundante.

Tenemos una nueva referencia y/o marcador monumental que dialoga con límites lejanos, desde la barra del Guadalquivir hasta las estribaciones de la Sierra Norte. Es esencial en el nuevo paisaje de Sevilla, al situar en el baricentro del mismo, de escala territorial, un marcador histórico necesario en el reconocimiento específico de Sevilla como ciudad-vado, ciudad-puente, ciudad entreculturas.

Su silueta, su escala y su ubicación son hechos monumentales en la nueva Sevilla.

Es accidental el uso o la propiedad de la estaca, pero es determinante la forma, ya que ésta va a ser un nuevo icono en la futura imagen de la ciudad que deviene del auge turístico potenciado con los flujos de tripulantes o viajeros que se acercan y recorren el territorio de la ciudad.

La estaca tiene un significado de baliza o linterna para el final de una derrota (viaje marítimo) o de comienzo de un nuevo trayecto terrestre y cultural. Quizás sea pobre una forma que solamente reconoce el apilado de plantas de uso o su sistema constructivo. Quizás sean necesarias reflexiones sobre la forma en el territorio, valor vertical del marcador, reconocimiento poliédrico todo horizonte, linterna vertical de noche y no tanto faro sino baliza, señalando, con ello, su esbeltez y no solo su altura.

Si ello fuera posible conseguiremos dotarnos de un monumento territorial que aún no ha sido del todo entendido.

Tags

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios