AUNQUE a veces se pasa de frenada, como cuando le escribe al Papa de Roma ofreciéndole debatir con él sobre el paro juvenil en Andalucía, Susana Díaz tiene una notable inteligencia en el manejo de los tiempos, el sentido de la oportunidad y los golpes de efecto.

Una vez descartada su candidatura al liderazgo del PSOE, la presidenta de la Junta no ha tardado más que tres días en ejercer de eso mismo anunciando una medida beneficiosa para uno de los colectivos más soliviantados con su gestión. Me refiero, claro está, a su decisión de devolver a los funcionarios y empleados de la Junta los complementos de las pagas extraordinarias que les han sido arrebatados durante tres años de austeridad.

Ya ha dado instrucciones a la consejera de Hacienda para que incluya este rescate en los presupuestos para 2015. Tengamos en cuenta que son 260.000, entre funcionarios propiamente dichos y empleados de las empresas públicas autonómicas, los que cobrarán íntegramente sus pagas el año que viene. 260.000 familias. Muchos votantes que, además, conservan cierto nivel de influencia y protagonismo social, como es el caso de enseñantes y sanitarios. Cuando se aplicó el recorte, en 2012, la Junta proclamó que no tenía más remedio y que se trataba de una medida excepcional. La excepcionalidad se ha prolongado dos años más, igual que en Cataluña, que no es una buena compañía en la España de las autonomías actualmente.

Hay quien ha visto este anuncio de buena noticia como el signo inequívoco de que Susana Díaz está pensando ya en el adelanto electoral que necesita para redondear su poder mediante el veredicto ciudadano del que todavía carece y, tal vez, desembarazarse de sus socios de coalición de IU. En todo caso, es congruente con la necesidad que tiene la presidenta de pisar el acelerador de su gestión y cambiar la percepción de que lidera un gobierno poco activo en lo que no es el día a día. Faltan proyectos de reformas y cambios en casi todas las consejerías, la producción legislativa es mínima y los planes más ambiciosos brillan por su ausencia. Piensen, por ejemplo, en el cacareado nuevo sistema productivo, la reestructuración de la administración pública o la modernizacion de la enseñanza. Tres claves de la Andalucía urgida a transformarse.

Se necesita algo más que reponer a los funcionarios en sus derechos retributivos de 2011. Mucho más.