El tren de la bruja

Antonio Montero Alcaide

El río de la Feria

 YA se sabe cómo es esto de la liturgia de las vísperas, aunque el anticipo de la expectativa sea más duradero en los misterios dolorosos de la Semana Santa que en los gozosos de la Feria. Bien miradas las cosas, aliadas están ambas celebraciones con esos misterios para quién sabe qué conjuros. Acabo de ponérselo a huevo a la bruja del tren y no tarda en decirme que, aunque para ser del todo diestra en conjuros le hace falta la graduación como maga, de momento se las vale con el artificio de la escoba y hace pinitos con la superstición y los hechizos para acercarse a los prodigios mayores de la magia.

Otra Feria, entonces, abierta en el calendario de los días, mas no como rutina porque sabios hubo capaces de darlo a entender. Ahí está la lección del río de Heráclito. Ojú, que la Feria no está hecha para otros rigores filosóficos que los de la sabiduría popular y la bruja me ha hecho ascos levantando la escoba para sacudirme la cabeza. Pero es que, aunque la Feria no sea un río, la lección del filósofo de Éfeso, medio mileno antes de Cristo, viene al pelo. Porque ir a la Feria, un año detrás de otro, pudiera compararse al baño, en el mismo río, cada vez que los calores estivales invitan. Y quienes explican a Heráclito -con distinta fortuna- apuntan que no se puede entrar dos veces en el mismo río. Conclusión al canto: no entramos dos veces en la misma Feria y queda desterrada, por ello, la aburrida rutina de lo que se reitera por tradición o compromiso. 

Muy pronto se ha despachado la lección del filósofo, mirando de reojo la escoba, pero habrá que aportar también otra razón profunda: en el mismo río entramos y no entramos, pues somos y no somos los mismos. Toma ya, que no me libré de otro escobazo, y este con más ganas y coraje.

-Se puede saber qué quieres decir? A ver -afirma la bruja-, si el tren da tropecientas vueltas cada año,  ¿me estás contando que nunca se monta la misma gente en el mismo tren? 

-¡Sabia! -le digo satisfecho-, que esta pregunta bien demuestra que lo eres, mi bruja favorita. Así es, cada año uno es el mismo y algo distinto y por eso necesita tanto la Feria que permanece como la que cambia en su curso. De modo, mi bruja, que del tren permanece el trayecto de hierro de las vías, sobre el que transcurren las vueltas sin número; pero seguro que, apostada con tu escoba, sabes de sobra cómo cambian quienes pretenden quitártela. Pues así, ya ves, este año pasamos la portada siendo y a la vez no siendo los mismos. Luego hazme un buen conjuro, bruja sabia, para este río de la Feria.

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