Pantalla táctil

Helena Arriaza

La telegenia de Albert Rivera

EL miércoles y el jueves de la semana pasada Informativos Telecinco incluía en sus titulares un fragmento del programa Planeta Calleja que se emitió anoche en Cuatro, en el que la vicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría viajó en globo y el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, dio tres vueltas de campana en un coche de rally. Lo primero que pensé fue que me parecía patético que los titulares de los informativos se utilicen para hacer promoción de otros programas. Lo segundo fue que Albert Rivera es un monstruo televisivo y hasta los formatos "serios" lo utilizan como enganche. Ayer el catalán demostró que está dispuesto a cualquier cosa por diferenciarse de sus rivales. Si mi voto en las próximas elecciones generales dependiese de la televisión (que no será así), votaría a Ciudadanos.

La política en televisión cada vez está más ligada al entretenimiento. Que Pedro Sánchez entrase por teléfono en Sálvame, la visita a El Hormiguero de los líderes políticos donde bailan como hizo Soraya y tocan la guitarra como Pablo Iglesias batiendo récord de audiencia, o las 24 horas que los líderes de los principales partidos pasaron junto a Ana Rosa Quintana son algunos de los momentos televisivos que han permitido en los últimos meses que la política se acerque de otra manera, no sé si mejor o peor, a los ciudadanos. Pero Albert lleva la delantera. Por un lado le ayuda su imagen. No es guapo pero tampoco es feo, siempre viste impecable pero dejando a un lado la seriedad de las corbatas que otros como Rajoy no se quitan nunca, y a sus 35 años no es ni joven ni viejo para dedicarse a la política. Para transmitir todo esto tiene una gran aliada, la televisión, y él supo verlo desde antes de ser reconocido en España como político. En noviembre de 2011, cuando despuntaba en Cataluña años después de haber protagonizado una campaña desnudo pero a nivel nacional aún no, fue miembro del jurado junto a Mercedes Milá del programa El Comecocos (foto). Desde entonces su rostro no ha dejado de salir en las cadenas nacionales y en las últimas semanas no ha habido día en el que no haya sido noticia por sus apariciones en programas de entretenimiento: Su cara a cara con Pablo Iglesias en Salvados, su charla con Risto Mejide en Al Rincón de pensar después la que mantuvo hace meses en Viajando con Chester, sus 24 horas para El programa de Ana Rosa, su aventura con Calleja, o su próxima visita a El Hormiguero.

Otros líderes como el del PSOE y el de Podemos acuden cada vez con más asiduidad a estos formatos, pero Rivera consigue algo que los demás no, que su imagen mejore y que eso se traduzca en los resultados de las elecciones. El catalán, al que también le ayuda no encasillarse en los flancos, transmite a través de la tele seguridad, confianza, seriedad y entretenimiento. Sin duda, junto a Esperanza Aguirre, es el mejor ejemplo de que la política puede ser llamativa. Menos mal que aún le diferencia de la que podía haber sido alcaldesa de Madrid que él no ha metido demasiado la pata con sus actos. Habrá que esperar para ver si consigue mantenerse en esa línea o si la avaricia rompe el saco.

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