La tribuna

francisco J. Ferraro

Adiós a 2015, un gran año para el mundo

LOS habituales resúmenes del año en estas fechas suelen destacar las guerras, el terrorismo, los desastres naturales y las miserias humanas, pero en un balance ponderado de lo ocurrido en el mundo en 2015 pesan más los hechos positivos que los negativos, e incluso se podría afirmar que hemos dejado atrás uno de los mejores años de la historia de la humanidad.

Si bien el terrorismo y la guerra de Siria rompieron la tendencia a la reducción continuada de sus víctimas a partir de 2011, los datos provisionales de 2015 muestran su disminución sobre el año precedente. En cualquier caso, las muertes violentas siguen reduciéndose hasta representar el 1,1% de todas las muertes en el mundo (el 0,02% las muertes por terrorismo), siendo las más significativas las muertes por violencia interpersonal (80% de la muertes violentas).

Los progresos de la lucha contra la pobreza y la malnutrición han sido espectaculares, superándose los objetivos de la Declaración del milenio de la ONU previstos para 2015 cinco años antes. En el mes de septiembre el Banco Mundial informó de que por primera vez en la historia menos del 10% de la población mundial vivía en la pobreza extrema, cuando en 1990 era el 37%. Además, los temores de una gran hambruna en el Sahel en 2015 no se confirmaron, siendo las muertes por hambre cada vez menos frecuentes y limitadas a países con el Estado colapsado.

La mortalidad infantil se ha reducido a menos de la mitad de 1990, lo que se traduce en 6,7 millones menos de muertes de niños menores de cinco años, y las mejoras sanitarias se extienden tanto a la lucha epidemiológica (en 2015 se ha reducido drásticamente la muerte por ébola y se ha probado una vacuna con éxito del 100%, a la vez que se siguen produciendo avances notables en enfermedades contagiosas), como a los progresos en biotecnología o la lucha contra el cáncer. Gracias a estos avances la esperanza de vida en el mundo ha aumentado en cuatro años desde 1990. También mejoró la escolarización primaria en 2015, reduciéndose a casi la mitad el número de niños sin escolarizar en relación con el año 2000.

En el ámbito de los derechos políticos y civiles 125 países estaban gobernados por sistemas democráticos en 2015, cuando sólo eran 69 países en 1989, con transiciones pacíficas y democráticas en este año en Tanzania, Myanmar o Argentina, mientras que en Arabia Saudí se celebraron elecciones en las que por primera vez en la historia las mujeres pudieron votar y ser candidatas. También en este año se legalizó el matrimonio homosexual en los Estados Unidos e Irlanda, mientras que el número de países que prohibían los actos sexuales entre adultos del mismo sexo pasó de 92 a 75. Y China abandonó hace unos días su política de hijo único.

Muchos de estos progresos están sostenidos por un crecimiento económico que desde la década de los ochenta del siglo pasado es más intenso en los países menos desarrollados que en los más avanzados. En 2015, a pesar de la desaceleración de China, el PIB mundial aumentó un 3,1% y el de los países emergentes y en desarrollo un 4%, menos intensamente que en los últimos 15 años, pero más que el crecimiento de la población, lo que permitió seguir aumentando la renta per cápita y, en consecuencia, la mejora del bienestar material y el acceso a la cultura y el entretenimiento, particularmente facilitado por el despliegue mundial de internet, lo que está posibilitando que personas de cualquier parte del mundo puedan acceder a toda la información disponible y, por tanto, conocer, influir, competir y colaborar con el resto del mundo. Otras tecnologías que nos hacen la vida más agradable y que en el año 2015 conocieron un impulso significativo fueron el ámbito de la movilidad, la robótica, los nuevos materiales o la nanotecnología, y la investigación científica siguió abriéndonos la ventana al conocimiento en múltiples campos.

Pero lo que hace a 2015 un año excepcional no sólo fueron los hitos alcanzados, sino también algunos acuerdos y decisiones que nos permiten pensar que 2016 y los años sucesivos pueden ser aún mejores. Entre ellos deben destacarse la cumbre del clima de París, que concluyó con el compromiso de la práctica totalidad de los países del mundo de limitar las emisiones de efecto invernadero. Esta cumbre fue precedida por el acuerdo de la ONU de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un plan de acción alentado por el progreso mundial en los últimos 15 años, y que pretende 17 objetivos, entre los que se encuentran erradicar el hambre, lograr la igualdad de género, asegurar el acceso al agua y la energía o promover el crecimiento económico sostenido. Otros acuerdos con proyección hacia el futuro fueron la Asociación Trans-Pacífico y el acuerdo nuclear con Irán.

Obviamente 2015 no fue un buen año para todos los países del mundo, y en algunos como España miramos al futuro con incertidumbre, pero si elevamos nuestra mirada en el tiempo y en el espacio hay muchos motivos para el optimismo.

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