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Helena Arriaza

Un lujo al alcance de pocos

ESTE fin de semana han comenzado los mundiales de Moto GP y Fórmula 1. Cada vez somos menos los afortunados que podemos disfrutar en nuestras casas de las carreras. O tienes contratada la plataforma de pago en la que las emiten o tienes que esperar a que las cadenas en abierto emitan las competiciones horas más tarde de que finalicen, irte a un bar y tener la suerte de que no coincida el horario con el de un partido de fútbol o ingeniártelas para encontrar alguna cadena extranjera en la que se esté emitiendo y no perder de vista la red social del pájaro azul para leer lo que está ocurriendo en los circuitos. Toda una odisea. La 1, Telecinco, Antena 3 y La Sexta han emitido estos dos deportes de motor durante muchos años, pero al fin y al cabo la televisión se trata de un gran negocio en el que priman los intereses empresariales sin importar que el espectador se vea perjudicado. Este año la cadena de Mediaset solo va a emitir en directo los cuatro grandes premios de motociclismo que se celebran en España. Quien quiera ver el resto de carreras desde el sofá de su salón tiene que desembolsar una cantidad mensual que no está al alcance de cualquiera.

Son muchas y cada vez son más las familias que tienen contratadas plataformas de pago para disfrutar de una oferta televisiva más amplia. Pero la competición que existe entre ellas hace que lo que ves en una no lo puedes ver en otra. Además cuanto más cosas quieras ver, más tendrás que pagar. A esto hay que añadir que muchas veces la contratación de la televisión de pago depende de la compañía con la que se tiene contratada la telefonía móvil y la conexión a Internet. Por eso si el precio que se quiere pagar es el más rentable al final depende de otros factores y te deja sin ver muchas de las emisiones. Normal que haya quejas sobre los programas que se emiten en las cadenas en abierto. Entre el poco presupuesto que tienen algunas y la lucha empresarial entre las privadas la oferta se resume a los programas, series y películas que no cuestan mucho y que no quieren las plataformas de pago. Y eso que a veces se hace magia y con poco presupuesto se consiguen resultados excelentes.

Lo mismo que pasa con los deportes de motor ocurre cada vez más con el fútbol y otras disciplinas deportivas que son inexistentes para los espectadores. Entre los más afectados por esta lucha entre las plataformas están también los amantes de la ficción estadounidense. Para ver el cine de estreno, películas de calidad y las series más seguidas del momento no hay que olvidar en las cuentas mensuales de los hogares un desembolso para la televisión. Y eso tampoco asegura nada. Acaba de pasar con House of Cards. Primero tienen los derechos unos, luego otros, cambian la plataforma en la que se emite y quienes la seguían en la que tienen contratada se quedan sin ver la nueva temporada porque la emiten en otra. En definitiva, una lucha entre plataformas y cadenas que marea al espectador que lo único que quiere es consumir cultura si no puede ser sin coste, a un precio asequible. Pero de momento la cultura en televisión es un lujo al alcance de pocos.

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