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Helena Arriaza

Nueve meses de generosidad

AUNQUE suene a tópico en España nos gusta ser cotillas pese a que muchos no quieran reconocerlo. El programa 9 meses con Samanta ha sido la gran alegría de Cuatro gracias a los buenos datos de audiencia que ha conseguido. De hecho los andaluces hemos sido de los que más hemos seguido el programa. Al final los realities tanto de famosos como de anónimos, los programas en los que los rostros conocidos muestran sus hogares o en los que una presentadora de televisión hace partícipes a los espectadores de su parto son los más vistos a pesar de ser los más criticados. Yo confieso que los veo y animo a que quien los ve lo reconozca. Mientras no se traspase la delgada línea que hay entre tomárselo en serio o tomárselo como un programa de entretenimiento no hay ningún problema. Y a quien no le gusten estos programas lo tiene muy fácil. Hay más oferta televisiva, no es obligatorio verlos.

Samanta Villar ha recibido críticas por hacer un programa sobre su embarazo y el parto de sus bebés, por exhibicionista y por querer lucrarse con su estado. Habría que dejar esas críticas a un lado y pensar que lo que ha hecho la periodista es un acto de generosidad hacia su público. Que después de tantos años al frente de un programa en el que ha mostrado curiosidades y anécdotas de otras personas haya decidido convertirse en protagonista es un punto a su favor. No es lo mismo contar situaciones que viven terceras personas por mucho que intentes ponerte en su lugar que las propias. Si está loca o no por haber vivido situaciones extremas de otras embarazadas mientras ella también lo estaba es su problema. Si ella se atreve a hacerlo será que le merece la pena. A los de casa sí que nos ha merecido la pena que haya hecho este programa. Sólo han sido tres entregas pero lo bueno si es breve dos veces bueno. Es interesante ver cómo se vive un embarazo desde el punto de vista de cualquier mujer.

Samanta no ha ido de estrella, ni de presentadora reconocida. Es cierto que gracias a su notoriedad ha conseguido llegar a personas que de otra manera sería complicado. Pero ha contado su día a día sin importarle el qué dirán. Ha llorado, ha reído, ha mostrado las ecografías, ha hablado de sus antojos, ha grabado las situaciones que vive cualquier mujer embarazada, como el momento de probarse ropa premamá, las clases de preparación al parto, las compras para los pequeños o el momento de las contracciones y el parto. Reconocimiento especial merece su marido. Ha aparecido lo justo pero haciéndolo también ha dado muestra de su generosidad.

Además de la curiosidad que ha despertado 9 meses con Samanta ha servido para dar a conocer situaciones que de otra manera no se tiene oportunidad de conocer. Sumar entretenimiento, aprendizaje y buen hacer en un mismo programa hoy en día es complicado y la presentadora lo ha logrado. La tele realidad no tiene por qué ser telebasura, este es un claro ejemplo de ello.

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