VUELVE la Copa de la UEFA y, por tanto, fiesta en Nervión. De nuevo, como dice José María del Nido, la competición que más ha prestigiado al Sevilla en toda su historia. Jó, ya estamos otra vez con la historia y me veo nuevamente a los talibanes de guardia dándome estopa; no sé si por historiar o por escribir del Sevilla. Cuestiones perdidas ambas por el talibanismo militante porque de ambas cuestiones escribiré cuando me plazca y mientras siga contando con el permiso de la autoridad competente. Bueno, ya en serio, que otra vez en Dato cita con la UEFA y de nuevo un motivo de celebración para el sevillismo.

Un motivo más de celebración, pues se da la circunstancia de que el Sevilla, juegue contra quien juegue en Nervión, parte de favorito. Más cuando es el austriaco Salzburgo, o Red Bull, el que espera al otro lado del círculo central. El Sevilla, este Sevilla, es demasiado para que los compatriotas y amigos de Toni Polster puedan inquietar a la tropa de Manolo Jiménez, por lo que lo de esta noche debe ser la cimentación de un nuevo curso de gloria a nivel continental. Partir de favorito no es patente de triunfo seguro, pero no cabe la menor desconfianza hacia este Sevilla que tiene en la Copa de la UEFA una especie de talismán para reescribir lo mejor de su historia.

Dicen los iniciados en materia referente a estos Toros Rojos que en casa son fuertes, pero que bajan mucho en los viajes. Mejor para que el Sevilla salga con la idea grabada de que quien da primero puede dar más veces. No conviene olvidar que es partido con vuelta y que nadie sabe qué puede aguardar al Sevilla en Salzburgo dentro de quince días. La superioridad del equipo sevillista es incuestionable y el maracanazo se hace impensable, pero mejor aprovechar esta ocasión a favor de querencia que estar al pairo de una vuelta en lo desconocido. Fiesta en Nervión, retorna la Copa de la UEFA y hora es de cimentar la posibilidad de lograrla por tercera vez.