DERBI Betis y Sevilla ya velan armas para el derbi

El voleón

Eduardo Florido

El fútbol y las bolas de cristal

HACE mucho tiempo que el fútbol dejó de ser ocio para ser negocio. El Sevilla, cuya raíz se adentra en el siglo XIX, cuando unos burgueses de Escocia afincados aquí llenaban su tiempo de ocio practicando football, sabe perfectamente distinguir entre ambos conceptos. Es de los clubes que mejor trato da a sus aficionados en todo lo que no es negociable. Y también es de los que mejor ha sabido hacer de este negocio un modus operandi, o mejor, un modus vivendi. Por eso choca que un gran error de comunicación inste a los que lo viven como ocio a sentirse engañados por lo que es un gran negocio: el traspaso de Gameiro.

Llenarse la boca con las cláusulas de rescisión de los pesos pesados de la plantilla ya provocó una pequeña marejada tras la muy jugosa venta de Krychowiak. Fue el primer error de comunicación, pues el polaco no era considerado por el club como intransferible, por muy carismático que fuese entre la afición blanquirroja. Trasladar que aquel movimiento hacía más fuerte al Sevilla para mantener a sus verdaderas figuras fue el segundo, pues luego llega el mercado y la hora de mirar a los ojos a las personas. Y debe ser muy difícil negarle al héroe que lanzó medio cojo aquel penalti en Turín, al que aguantó a la sombra de Bacca con una entrega y una calidad admirables hasta su gran eclosión, que firme el último gran contrato de su vida por un montante que casi dobla el que le puede ofrecer el Sevilla. Cosas de la familiaridad...

Que sea el Atlético el destino del ídolo no es algo menor. Pero quedará en el olvido si la pelota vuelve a entrar aunque los augures se rompan ahora la camisa del honor. La operación, vender por un gran precio a un delantero de 29 años y hacerse con otro de 22 de proyección tan elevada que hasta Messi lo quería a su lado, es un gran negocio, que es de lo que vive el Sevilla, el club. Lo de las bolas de cristal, la de los dirigentes y las cláusulas y la de los hinchas metidos a augures, pertenece al ocio estival.

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