Fragmentos

Juan Ruesga Navarro

Moverse por Sevilla

DESDE  hace unos años, en Sevilla disponemos de una aceptable red de transportes a la que aún le queda mucho que mejorar. Calles peatonales. Una red de carriles para bicicletas, que también utilizan otros medios de transporte de no motorizados. Una línea de tranvía, de la Plaza Nueva hasta San Bernardo, que actualmente se estudia ampliar hasta Santa Justa. Una amplia red de autobuses urbanos, que funciona con eficiencia y que prácticamente cubre toda la ciudad. 

Y una línea de Metro, que une Ciudad Expo, en Mairena del Aljarafe, con Olivar de Quintos, en el término de Dos Hermanas. Esta línea es la única realizada de las cuatro previstas en el transporte metropolitano de Sevilla y tiene la particularidad de unir las dos Universidades sevillanas. 

 

Además existe una red de trenes de cercanías de Renfe que funciona con solvencia, y que comunica un amplio territorio con la estación de Santa Justa y el apeadero de San Bernardo.

 

El principio fundamental de la movilidad en una ciudad moderna es bajar la contaminación restringiendo el uso de los automóviles privados. Fomentando al máximo el transporte no motorizado, el uso eficaz del transporte colectivo, la interconexión entre todos los modos de transporte, la coordinación de tarifas que ayuden a esa interconexión y garantizar la accesibilidad universal  de todas las personas a todos los transportes.

 

En Sevilla hay que mejorar la accesibilidad universal y la interconexión de los modos de transporte existentes, incluido el acceso al aeropuerto. 

 

La línea de autobuses EA que cubre ese trayecto está bien concebida (une las estaciones de autobuses con las estaciones de tren, la línea de Metro, las de cercanías y el aeropuerto), pero su frecuencia debe ser mayor y mejorar las comodidades de las paradas, teniendo en cuenta el equipaje de la mayoría de usuarios de esta línea. Y mejoras claras en el uso de la bicicleta, en una ciudad que está disfrutando de ese transporte como una de sus mejores opciones. 

 

Una vez poblada la ciudad de bicicletas  circulando  hay que colocarlas en algún sitio una vez que ha llegado uno a su destino. Y en eso Sevilla no está adaptada aún. 

La Ley andaluza de Movilidad Sostenible, en trámite de aprobación, dice en su articulado: las Administraciones Públicas orientarán sus actuaciones en materia de infraestructuras de movilidad sostenible a garantizar la accesibilidad a pie y en bicicleta en los núcleos de población y a los centros de actividad, así como a dotar estos espacios de aparcamientos de bicicletas en número acorde a la demanda. 

 

Los vehículos de transporte público colectivo en Andalucía contarán con espacio reservado para el transporte de bicicletas. Los edificios destinados a servicios públicos se dotarán de suficientes estacionamientos para bicicletas. Sí,  algo mejor que atarlas a los árboles, rejas y postes de la ciudad. Las administraciones deben ser conscientes  de esa realidad y adoptar las medidas necesarias en sus edificios.  Y los ciclistas  usar los bicicleteros.

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