AGUAS Ocaña fue primera dama de Honduras (2002-2006) por su matrimonio con el presidente Ricardo Maduro. Ha sido la única española en ocupar esta posición y también la primera en iniciar una campaña para rescatar a los niños hondureños de las calles. Diez años después su proyecto continúa y la sociedad civil no se ha olvidado de ella como demuestra su popularidad en Honduras. Aguas se separó de Maduro en el 2006 pero nunca dejó atrás su compromiso con la infancia. Un grupo de personas, conocedoras de la labor que ha venido haciendo desde hace más de diez años a favor de la infancia, ha presentado su candidatura a los Premios Princesa de Asturias de la Concordia y esta ha sido seleccionada como finalista. El fallo se dará a conocer el 6 de septiembre en Oviedo.

En la actualidad la ex primera dama vive junto a sus cuatro hijos hondureños (Kevin, Milady, Francis y Leo) en Córdoba (Argentina) donde desarrolla su trabajo como diplomática. Tras Honduras ha vivido en Nicaragua y Filipinas y siempre manteniendo ese compromiso con la infancia. En sus vacaciones sigue visitando Honduras para supervisar como marchan los proyectos que dejó allí, como un colegio que lleva su nombre.

Esta española nacida en Brenes (Sevilla) lleva el nombre de la patrona de Villaverde del Río, Aguas Santa, nombre de su abuela. Su familia, que regentaba una peña bética, se trasladó a Madrid cuando tenía 8 años, y allí se formó y estudió Económicas. Tras aprobar unas oposiciones ingresó en el cuerpo diplomático y fue destinada a Honduras a la embajada española. Quince días antes de abandonar el país para incorporarse a su nuevo destino en Nápoles conoció al candidato a la presidencia Ricardo Maduro. El flechazo fue inmediato y el 10 de octubre del 2002 se casaron en Tegucigalpa, la pareja tenía una diferencia de edad de 17 años y procedían de ambientes culturales muy distintos y aunque el matrimonio sólo duró cuatro años fue junto a Maduro donde Aguas encontró su auténtica vocación, los niños. "Sólo puedo tener recuerdos bonitos porque gracias a Ricardo puede desarrollar mi gran vocación y mi auténtica pasión, ayudar a los niños. El siempre ha seguido apoyándome y me ha ayudado en mis proyectos y en mi lucha continua", confiesa.

Aguas recurrió a España y a su tierra andaluza para buscar apoyos en esta cruzada contra la calle. Su imagen rescatando a los niños de las calles y los prostíbulos daba la vuelta al mundo y su popularidad creció incluso por encima de la de su marido. "Mi objetivo fue crear conciencia social, involucrar a todo el mundo, y evitar la indiferencia. Al principio se referían a mí como "la española loca" que corría detrás de los niños, pero si yo no corría no corrían los demás. No podíamos permitir que nuestros hijos se educaran en la indiferencia porque eso es dañino para la sociedad", cuenta.

Aguas recuerda que en la reina Sofía encontró también mucha comprensión y sabios consejos y que para ella fue un modelo a seguir. Maduro ha apoyado públicamente la candidatura de su exmujer y reconoce: "A veces se presentaban problemas con la seguridad porque ella quería salir de noche de la casa a recoger niños y yo les decía que convencer a Aguas de que no hiciera esas cosas era imposible. Intentaban protegerla pero realmente era la gente de la calle quien la protegía, porque la admiraban y la querían".

Su vida inspiró el libro de la periodista Goya Ruiz Dos pasiones en el año 2012, donde se recogen también algunos relatos escritos por Aguas sobre las vidas de los niños titulados Ángeles de alas rotas. Los beneficios iban destinados a sus proyectos con la infancia. También algunas productoras de Hollywood se interesaron para rodar una película sobre su historia.

Ahora desde Argentina sigue con esa desbordante energía y vitalidad buscando la manera de financiar los proyectos y sigue manteniendo contacto con los numerosos niños que pasaron por su vida. "Son mis hijos, los quiero, ellos me han hecho encontrar el sentido a todo, mantengo contacto con ellos y con sus familias, forman parte de mi vida para siempre", concluye.