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La ciudad y los días

carlos / colón

Coria del Río no es un cortijo

SOBRADOS de razón están los vecinos y el Ayuntamiento de Coria del Río al cabrearse porque en Cuerpo de élite un personaje femenino diga que el único futuro laboral de las mujeres corianas es meterse a Guardia Civil o a puta. El cine es el cine, la comedia es la comedia y el humor es el humor. Pero es innecesario ofender a un pueblo y a sus habitantes para hacer un chiste malo. Hubiera bastado con inventarse un pueblo ficticio o con no nombrar ninguno. Tampoco las mujeres guardias civiles salen muy bien paradas, si su sacrificada vocación se presenta como la única opción frente a la prostitución.

Además de grosera la cuestión es cobarde porque una película siempre tiene las de ganar. Invocarán las licencias del humor y la libertad de expresión con lo que quedarán estupendamente, mientras el Ayuntamiento de Coria y los vecinos insultados pasarán por catetos intolerantes y censores sin sentido del humor. Cuando quien insulta lo hace desde la capital y el insultado es un pueblo, este tiene todas las de perder. Y cuando quien insulta lo hace desde una pantalla -¡el arte!-, el insultado debe resignarse a su suerte. Hay prepotencia capitalina y urbana en esto; y una forma de clasismo -además ferozmente corporativista- para el que las gentes de los pueblos siempre serán las Régula y los Paco de Los santos inocentes que tienen que soportar las gracias de los señoritos cineastas. Pero Coria del Río no es el cortijo de ningún señorito.

No creo que las medidas que pueda tomar el Ayuntamiento de Coria lleguen a ninguna parte. ¡La libertad de expresión! ¡La censura! Y el ruido que la protesta pueda armar servirá de publicidad a la película porque, como demuestran día tras día las audiencias televisivas, la grosería y el insulto tienen inevitablemente éxito.

No sólo, pero sí sobre todo en España, la provincia, el mundo rural y los pueblos han sido sistemáticamente ignorados o humillados por el cine, ya sea tomándolos en serio o en broma, en tragedias o en comedias y en buenas o malas películas. Este tópico no ha sido corregido ni por la democracia ni por la descentralización. Para el grueso de las películas solo viven en las capitales de provincia quienes no han podido irse a Madrid, y en los pueblos quienes ni tan siquiera han podido irse a la capital de provincia. Los tópicos de la provincia dormida y la España profunda siguen vivos en nuestro cine.

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