La ciudad y los días

Carlos Colón

¿A golpe de tambor?

Agolpe de tambor? Un macareno le dijo a mi suegro, entonces hermano mayor del Gran Poder: "La Esperanza va en estación de penitencia hasta la Catedral y regresa en procesión de gloria a su Basílica". Gran verdad; pero matizada por esa secreta modestia que, como la generosidad desmedida, es la marca de los auténticos macarenos. Va a la Catedral y vuelve de ella en estación de penitencia gloriosa, no por la forma en que la lleven, ni por los lujos que la rodeen, ni por la majestad de su cortejo -pueblo de Dios alzado en armas de belleza-, ni por la fuerza imperial de su Centuria, sino por lo que grita y proclama con su cara. Sólo por eso reina todo el año en su camarín, se forma la cola que serpentea hasta Bécquer cuando el 18 de diciembre desciende del cielo que le labró Marmolejo y se desborda cuando en la Madrugada revienta el dique del atrio para darse del todo a todos.

¿A golpe de tambor ha de entrar en la Campana esta hermandad que hace salir el sol en la medianoche desde 1628, la más antigua en la Madrugada después de los Primitivos Nazarenos de Sevilla, tras los que debería ir si no fuera tan generosa y tan obediente hija de un cardenal con fama de santo? ¿A golpe de tambor, esta Reina que trae al corazón de Sevilla su palacio bordado y labrado por Rodríguez Ojeda, Cayetano González, Esperanza Elena Caro o Manuel Seco; pero también, con él, como el alma que hizo su popular grandeza, el aroma de claveles reventones plantados en latas de tomate, la honrada limpieza de las azoteas encaladas, las mariquillas de oro de los jaramagos brotando entre las tejas, el rojo de los geranios cayendo de las rejas verde oscuro de las ventanas y balcones de las casas de Parras, de Torres, de Sagunto, de Escoberos, de Relator, de Escuderos…

¿A golpe de tambor, mutilada de las marchas que le tallaron, repujaron y bordaron López Farfán, Quintero, Cebrián, Pedro Morales, Braña, Gámez Laserna o Abel Moreno? ¿A golpe de tambor, este año que la Esperanza llora por Juana Reina y sonríe por tenerla diez años en su gloria? ¿A golpe de tambor, para que pase en un instante lo que se espera todo el año y alumbra la vida entera? ¿A golpe de tambor se le anuncia uno a uno, a cada sevillano, que los que ha perdido viven para siempre? ¿A golpe de tambor entran las reinas en las ciudades que se le rinden? ¿A golpe de tambor se recibe a una madre después de un año sin verla? ¿A golpe de tambor ha de entrar la Macarena en la Campana, como si Sevilla ya no fuera Sevilla ni quienes allí la esperan sevillanos? Ya lo dijo el hermano del que le regaló las mariquillas: "Hay gente pa tó".

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