CACHONDEO puro y duro que el Betis jamás tenga éxito en algún comité disciplinario, pues si el que sanciona se muestra implacable y hasta utiliza las alegaciones como arma arrojadiza contra el club, los recursos se los pasan los de Apelación por el forro de sus caprichos. Pero la pregunta es ¿tienen algo contra el Betis en dichos tribunales? Por lo pronto, Alfredo Flórez, la cabeza visible de Competición, hasta se revistió de dignidad para negar la mayor a la par que le deseaba un pronto regreso a Primera al Betis por su prosapia. Entonces, ¿qué ocurre para que al Betis lo castiguen con dureza y no le perdonen nada?

He ahí la cuestión, ¿cuál es la causa? ¿Seguimos creyendo en la imparcialidad de todos esos sanedrines, que ya es creer, o lo fiamos todo a un pecado de incompetencia en los que entienden los asuntos jurídicos en el Betis? Sería de un optimismo enorme creer a pies juntillas en lo primero y una injusticia tildar de leguleyos a los juristas verdiblancos, que tampoco debe ser muy enrevesado defender, apelar o recurrir en si la zancadilla existió o no, si fueron gritos racistas o extraños sonidos con los que animar al amigo o intimidar al enemigo, quién sabe. Lo cierto es que cualquier abogado debe estar en condiciones de defender susodichas nimiedades jurídicas, pero...

El pero no puede faltar y es el de la desorganización que impera en el Betis. Eso no quiere decir que el que manda, Manuel Ruiz de Lopera, sea desorganizado, claro que no. La prueba es la defensa que se ha marcado en el asunto del posible delito societario. Se la encargó a un prestigioso gabinete jurídico y viendo cómo al Betis se las dan todas en el mismo sitio en el apartado deportivo-jurídico, bien haría Lopera en encargarle, aunque fuese por cuenta del Betis, a dicho prestigioso gabinete que mirase por las cosas del club de la misma manera que mira por las suyas, las de Lopera. Sería también un avance en cuanto a profesionalizar las distintas áreas del aún Real Betis Balompié.