AL sur de la Comunidad Valenciana, una universidad católica ha nombrado director de la Cátedra de Ética, Política y Humanidades a José María Aznar. Son los brotes verdes de las viejas cepas cuando la herrumbre de la nave pide innovación y cambio. En noviembre comienzan las clases. Una ocasión magnífica para conocer de primera mano, a través de la metodología del caso, los valores de ciertos hitos memorables de la égida aznarina, sin olvidar, ahora que hay revuelo entre los sectores confesionales militantes, las razones que llevaron al insigne educador a no derogar, cuando pudo hacerlo, la ley de interrupción voluntaria del embarazo. O releer, a la luz de la ética, páginas de inacabada actualidad como las que escriben a diario los mártires de Gürtel. A muchos ediles mediterráneos se les presenta una buena oportunidad para viajar a Murcia, que es el centro de irradiación académica, porque un diploma firmado por Aznar es un escapulario que no defrauda. Lástima que el almeriense Juan Enciso llegue tarde a la llamada de las aulas.

Inquieta ver en El Ejido cómo se rompe un pacto de gobierno sólo después de que la Policía tome el Ayuntamiento, como si los socios del PAL no supiesen hasta hace tres días con quién se jugaban los cuartos… De aplicarse un criterio de tolerancia cero frente a la corrupción, saltarían por los aires muchas corporaciones locales antes de que la justicia nos descubra las caras más duras de tantos aspirantes a la distinción imaginaria de Cavaliere di Berlusconi con distintivo rojo.

Los que van cayendo y los que van a caer estaban señalados en la mente de casi todos ya antes de las pasadas elecciones municipales. En voz baja se nos decía que aquellos candidatos no engañaban a nadie, porque "son lo que son, pero ganan elecciones…". Hay mucha complicidad y responsabilidad en la miseria de algunos pactos. La ética política queda hipotecada por una cuestión instrumental del control patrimonial del poder.

En Estrasburgo, el Parlamento Europeo rechazó el pasado miércoles, por un escaso margen, una resolución que pretendía afear la democracia menguante de Berlusconi, por causa del singular duopolio mediático italiano que Il Cavaliere maneja a dos manos, una para los medios públicos y otra para los privados… El grupo popular europeo ha salvado a don Silvio de la chamusquina y, con ello, le ha condecorado por el espectáculo que para la pedagogía de la democracia se representa, en sesión continua, en una de las naciones fundadoras de lo que hoy se llama Unión Europea. No se tienen noticias de que la católica universidad pimentonera haya recabado el auxilio del directísimo hijo de la cristiana orilla del Tíber.