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Alto y claro

José Antonio Carrizosa

La universidad como síntoma

SERÁ como ha dicho el rector Joaquín Luque un "tremendo error" del Ministerio de Educación o incluso "un insulto". Pero la decisión del comité de expertos españoles y extranjeros de privar a la Universidad de Sevilla del sello de Campus de Excelencia Internacional es también un síntoma. Un síntoma de la Sevilla que estamos haciendo entre la indiferencia de sus autoridades y de su sociedad civil. Una Sevilla que pierde posiciones a ojos vista en el concierto nacional. Se trataba, en definitiva, de someter a la consideración de ese grupo de expertos un plan estratégico que, mediante una financiación privilegiada, convirtiera al campus sevillano en un referente académico a nivel mundial. Nos hemos quedado en "proyecto prometedor" o, lo que es lo mismo, en nada. Mientras, la lluvia de millones se iba para Madrid y Barcelona e incluso Córdoba, con un proyecto que implicaba a varias universidades andaluzas, lograba meterse en el pelotón de cabeza. Decíamos que la decisión era un síntoma más de la Sevilla que estamos haciendo porque no hace tanto tiempo la Universidad de Sevilla estaba entre las cuatro primeras de España en excelencia investigadora y prestigio. Hoy parece haberse contagiado de esa ciudad conformista y adormecida que se denunciaba hace sólo unas semanas desde alguna instancia empresarial. Pero también es reflejo de la ciudad que padecemos porque, como apuntaba el viernes en estas páginas Juan Luis Pavón, la Hispalense y la Pablo de Olavide no han sido capaces de ponerse de acuerdo para presentar un proyecto conjunto que hubiera tenido muchas más oportunidades de conseguir la calificación de Campus de Excelencia. Sí lo han hecho universidades de Madrid y Barcelona, por ejemplo. La universidad es por su propia naturaleza un elemento dinamizador de las sociedades y de su proyección de futuro. Cuando, sea por las razones con las que se excusaba el rector o sea por cualquier otra, una universidad como la de Sevilla sufre el varapalo que se ha llevado esta semana es que las cosas están funcionando en la dirección opuesta a la que deberían. Un síntoma que unir a los muchos más que tenemos delante y que, cada vez más, conforman un paisaje social desolador.

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