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Luis Carlos Peris

Diez años ya de una ignominia

Mañana es el décimo aniversario de la inauguración de un platillo volante que se quedó varado a perpetuidad

MAÑANA se cumplen los diez años de un hecho trascendental en la historia del Betis. Mañana hará un decenio de que Manuel Ruiz de Lopera tiró la casa por la ventana para enseñarle al mundo entero la más grande obra jamás realizada, un platillo volante aparcado al final de la Palmera que iba a ser la sensación del mundo mundial. Y como se hacen las cosas en esta tierra de garbanzos, con la bendición urbi et orbi de la mayor dignidad eclesiástica, el arzobispo de Sevilla Carlos Amigo Vallejo, que, dolorosamente para el magnánimo Lopera, aún no había alcanzado el excelso rango de cardenal.

Diez años de una sarta de promesas que nunca fueron cumplidas. Bueno, no es que se dejasen de cumplir, sino que todo derivó a un tiempo de mezquindad y de miseria impensable en aquel momento. Aquella obra faraónica se inauguró sin la cubierta, que iba a construirse bajo los designios, nada más y nada menos, de la NASA. Luego resultó que no iba a ser únicamente la cubierta lo que iba a dejar de construirse para que el personal pague por no mojarse y a la hora de autos se cale hasta los huesos, no; iba a quedar inconcluso lo que ya estaba sin hacer entonces. Diez años y ni un solo ladrillo nuevo, mientras el club se deshace tan dolorosa como inexorablemente.

Me preguntan con frecuencia que por qué insisto en lo de todavía Real Betis Balompié. Lo hacen con más frecuencia de lo normal, pues debiera estar muy claro que este Betis que Lopera maneja a su manera anda buscando las tablas y también la tabla donde asirse para no hundirse más de lo que ahora está. Diez años de aquel acto ridículamente faraónico y en este tiempo no sólo no se puso un solo ladrillo, sino que dos descensos ominosos signaron la decadencia de un club que todavía hoy sigue siendo el más preciado objeto para una legión de seguidores. Mañana hará diez años de un principio que en nada se parecía a lo que luego pasó y sigue pasando.

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