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La tribuna económica

Rogelio Velasco

Las consecuencias económicas del populismo

PROMETER cambios radicales en las condiciones de vida de la población utilizando el gasto público, resulta irresistible para los gobernantes de muchos países en vías de desarrollo.

Invariablemente, ese tipo de políticas conducen al desastre económico. Sólo cuando el gasto público va acompasado de crecimiento económico, es posible realizar un mejor reparto de la renta nacional, una reducción significativa de la pobreza y mejores oportunidades para las capas menos favorecidas de la población.

En algunos casos, los gobiernos no sólo ponen en práctica políticas de gasto insostenibles, sino que van más allá en sus propósitos y ejecutan planes de choque frontal contra la propiedad privada.

Este es el caso de la Venezuela de Hugo Chávez. El presidente venezolano no sólo se ha convertido en un peligro para algunos de los países vecinos, sino que se ha convertido en una auténtica amenaza para su propia población. Chávez está devastando económicamente a su propio país. Ha cerrado medios de comunicación que le criticaban. Ha expropiado tierras a propietarios con la única justificación de aumentar la producción ganadera o lechera, como si la experiencia de otros países en los que se ha intentado no fuera suficiente. Ha obligado a bancos a la compra de deuda pública.

Respecto de las compañías extranjeras en el país, su única política es echarlas. El Banco Santander se marchó porque el Gobierno le impedía la repatriación de beneficios. Telefónica lleva tres años sin poder hacerlo. Todas las multinacionales se encuentran en la misma situación.

Un país que necesita de la inversión extranjera para la modernización (e incluso el mero funcionamiento) de sectores básicos de la economía, se suicida si se dedica a espantar a los inversores.

A pesar de las enormes reservas de petróleo y del gran potencial hidráulico, la interrupción del servicio eléctrico es frecuente y el agua potable escasea, por señalar dos ejemplos significativos de la caótica gestión.

La devaluación del bolívar realizada esta semana, es la manifestación de muchos meses de pésima gestión económica del gobierno. El mantenimiento artificialmente alto del tipo de cambio del bolívar, ha generado un mercado negro paralelo absolutamente distorsionador de la actividad económica. Los dos tipos de cambio en paralelo que se han establecido en función de las mercancías que se importen, dará lugar a la corrupción y a un control monetario desordenado.

Con su estilo dictatorial, Chávez ha ordenado al ejército y a amenazantes patrullas ciudadanas, que controlen los precios de los artículos de los supermercados. Siendo la mayoría de los productos de consumo importados y habiendo devaluado la moneda un 40%, el control de precios equivale a estrangular la actividad económica de aquéllos. Como está haciendo con el resto de venezolanos.

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