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Desde mi córner

Luis Carlos Peris

Vía muerta para el optimismo

Por sus números, el ascenso es una misión posible, pero por el juego que exhibe el Betis se antoja una utopía

DEJÁNDONOS llevar por los números que exhibe, el ascenso del Betis no parece misión inalcanzable, pero si nos fijamos en el juego, que el curso venidero lo haga en Primera no se lo cree ni el más bético de todos los béticos, ni el más optimista de cuantos siguen profesando la fe verde, blanca y verde. Pidiendo la hora con las cuerdas vocales a punto de reventar en la confortable tarde heliopolitana, la fiel infantería bética se tocaba la ropa mientras el minuto final no llegaba nunca. Afortunadamente, esta vez terminaba el Betis con los once en liza y se respiraba tras fallar Dani el gol más claro de cuantos dispuso en toda su carrera.

Fue la partida con la Unión Deportiva charra un más de lo mismo, un revival que se repite tarde tras tarde y con el mismo libreto, que cualquiera hace mejor fútbol que este Betis ramplón, mal puesto en el campo, sin el mínimo de chispa para la supervivencia y sin ponerse de gol ni por casualidad. Otro rival más que se apodera del balón de tañido a tañido ante la estupefacción de los que todavía acuden a Heliópolis y la mirada sin alma de los futbolistas que debieran defender el pabellón verde, blanco y verde. Un gol de Carlos García y varias ocasiones del rival, tiro al palo incluido, fue la producción en ataque que dejó un partido infumable, otro para el olvido.

Ese inopinado gol del central bético valió para que el Betis tenga tres puntos y no se descuelgue de los áticos de la tabla. Quedan sesenta y seis puntos en el aire y, por tanto, la distancia actual se antoja insignificante, sobradamente asequible para que el Betis vuelva a su categoría natural, pero su juego no da pie alguno al optimismo. Todos, cualquiera, el que asome por Heliópolis o ejerza de anfitrión, juega mejor que este Betis en el que sus mediocres jugadores parecen malísimos, los regulares mediocres y los dignos de Primera ni aparecen ni están para nada. Ayer, más de lo mismo y viendo cómo se desertiza la grada, como para que aflore el optimismo...

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