La ciudad y los días

Carlos Colón

¿Homofobia o mala educación?

NO hace mucho vi en un recinto público a dos chicas besarse con breve pasión antes de despedirse. Pensé que es agradable vivir en una sociedad en que la afectividad puede manifestarse con idéntica normalidad y naturalidad ya se trate de parejas hetero u homo. Supongo que pensarán lo mismo cuantos crean que la homosexualidad no es una aberración o el resultado de comer pollo a lo Evo Morales, sino algo tan normal y natural como la heterosexualidad. Con el único límite, eso sí, al que la educación obliga. Las chicas se besaron al despedirse como cualquier pareja. Distinto sería que se hubieran metido mano. Porque esto, ya se trate de homos o heteros, es una falta de educación según dónde y a qué hora se haga. Si se trata de un lugar discreto o de una hora avanzada, cuando la soledad o la noche amparan a los que se aman, no pasa nada. Pero determinadas efusiones en lugares públicos muy frecuentados constituyen una demostración, no de inmoralidad, sino de mala educación.

La tolerancia no excluye la educación. Se ha relativizado, subjetivizado e ideologizado tanto la educación, considerándola la imposición de los valores de un grupo sobre toda la sociedad, que mientras por un lado se avanza por otro se retrocede, haciéndose más áspera la convivencia. Ceder el asiento a una persona mayor, un discapacitado o una embarazada; no hurgarse la nariz o expeler flatulencias en público; masticar con la boca cerrada y asearse lo suficiente para no atufar a quienes nos rodean o dar los buenos días son comportamientos sin connotaciones de clase o ideología que hacen más amable la vida cotidiana. Meterse mano en público forma parte de las actitudes que deben evitar por cortesía hacia los demás. Con independencia de la orientación sexual de quienes lo hagan. Tan grosera, insisto, es la excesiva efusión hetero como la homo. ¿Que se trata de convenciones y arbitrariedades? Pues claro. Pero desde la lengua -que es un sistema convencional y arbitrario de signos- hasta cualquier manifestación cultural, todo lo es.

El incidente de la caseta que tanto está dando que hablar puede ser una manifestación de la homofobia de los propietarios o de mala educación de los expulsados. Depende de hasta dónde llegaran en sus efusiones. Y todos sabemos -otra cosa es que voluntariamente quieran ignorarse y transgredirse- cuáles sean estos límites. Entre los muchos comentarios de lectores que esta noticia ha originado me quedo con este: "Una vez con mi novia vino el seguridad y me dijo 'compórtate que hay niños'. Nos estábamos morreando apasionadamente y la caseta era la del PSOE".

Tags

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios