COmo jugador de fútbol del Manchester United allá por la década de los noventa, Cantona siempre destacó por sus geniales salidas de tono. Su pose en el campo, su atuendo, su particular forma de llevar la camiseta con el cuello siempre hacia arriba, lo hicieron inconfundible. Una vez retirado de la práctica profesional del deporte ha continuado por una causa u otra en el ojo del huracán. La última, la reciente entrevista de la que se hacía eco esta semana el diario británico The Guardian (www.guardian.co.uk), en la que el francés proponía, criticando la poca utilidad de la mayor parte de las manifestaciones en contra del estado de las cosas, la retirada por parte de los ciudadanos de todos los activos que tuvieran depositados en las entidades bancarias. Cantona señala que todas las protestas que recorren las calles de Europa no sirven de nada (estoy de acuerdo contigo, Eric), y que si de verdad se quisiera hacer algo diferente se debería acudir el próximo 7 de diciembre a las oficinas de bancos de todo el continente -a quienes culpa de gran parte de las turbulencias que atravesamos- y sacar de ellas todo nuestro dinero disponible (con toda seguridad él necesitaría algún maletín más que yo).

Lo cierto, en fin, es que la idea ha tenido respuesta -cómo no, en la red- donde una plataforma llamada Bankrun 2010 (www.bankrun2010.com) se está encargando de articular, animar y difundir la Iniciativa Cantona. En fin, ¿se imaginan la escena de miles de europeos haciendo cola ante las oficinas de bancos para retirar el efectivo? ¿Qué ocurriría si una propuesta de este tipo tuviera el éxito que persigue? ¿Y si un día se generalizara el miedo argentino en Europa? ¿Iríamos, como teme más de uno y más una, a una especie de corralito? Me acuerdo, en estas ocasiones, del libro del periodista Joaquín Estefanía publicado hace algunos años y titulado, Aquí no puede ocurrir: el nuevo espíritu del capitalismo. Boutade o no, lo cierto es que hablar de la ruptura de la Eurozona, de la expulsión del euro, del default, etc. se consideraba hace apenas un año un ejercicio de catastrofismo. Esta semana, el The Economist , en un artículo (Spreading from Ireland to Hibernia), viene a decir que el futuro de la moneda común está en manos de ZP (lean por favor el artículo entero y practiquen el inglés, por si acaso. Dicen que Australia no es mal sitio para vivir). En Irlanda, en estos momentos, a tal extremo se ha llegado que el ministro de Protección Social declaró en Radio Highland, en Donegal, que poco más se puede hacer salvo… rezar. En realidad no cuesta nada.