EL fanático de la excepcional e inacabada saga literaria de Canción de hielo y fuego recibirá la adaptación televisiva de su primer tomo, Juego de tronos, con la espada desenvainada. No importa que el autor, George R.R. Martin, esté detrás de la producción, que haya supervisado personalmente el enorme casting de la serie que más expectativas ha generado en años, que él mismo fuera guionista televisivo durante una década y que haya admitido que sus libros están escritos siguiendo ese modelo narrativo de cliffhangers y tensión permanente para que nadie se escape durante la pausa publicitaria. Aquí estamos jugando con la imaginación, y cuando uno se ha creado un mundo en la mente, resulta muy difícil llegar y cambiarlo. Al lector devoto y exigente de Martin le encantará la excelente recreación del imponente Muro, puede que el encuentro con los Otros, seguramente el Eddard Stark que encarna el solvente Sean Bean. Pero también le costará adaptarse al envejecimiento de los personajes infantiles y adolescentes, tan protagonistas del libro, por razones que el propio Martin ha reconocido: sería muy duro para el espectador, y más para pasar la censura televisiva, ver a niños implicados en las crudas escenas sexuales y de violencia que se irán desarrollando.

De lo que no hay duda es de que la cadena HBO es el lugar perfecto para trasladar a la pequeña pantalla el vastísimo mundo de Martin, a menudo llamado el Tolkien del siglo XXI. A diferencia de El señor de los anillos, quizás lo mejor de Canción de hielo y fuego es que huye del maniqueísmo, y eterna lucha entre el bien y el mal se da en el interior de cada personaje, como ocurre en la vida real, en la que es muy difícil distinguir a los malos de los buenos. Por muy cabrón que pueda parecer alguno de los protagonistas al principio de la saga, luego acabamos cogiéndole cariño, entendiendo sus motivos, preocupándonos por sus pesares.

Todavía es pronto, visto el primer capítulo, para valorar la serie con cierta profundidad. De momento la trama es absolutamente fiel al libro, y una de las dificultades que a priori se planteaban, la recreación del exótico mundo de las ciudades libres más allá del Mar Angosto, parece solventada con relativo éxito.

La audiencia ha acompañado (si hubiera forma de contar las descargas, la habrían visto varias decenas de millones de espectadores) y la cadena se ha apresurado a renovarla por una segunda temporada, la correspondiente al segundo tomo de la saga, Choque de reyes. El escritor, que acaba de terminar el quinto de los siete libros que se supone tiene la historia, tras años de presión de sus lectores, admite que a este ritmo es probable que llegue el momento en que la serie alcance a su lenta producción literaria. Aunque desde luego ha sido muy oportuno aguantar el lanzamiento del libro hasta el estreno de la serie y su histórica promoción y desde aquí no nos creemos que la HBO se haya lanzado a la piscina sin tener la garantía de que la trama tendrá continuidad hasta el desenlace final.

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