Pasarela

"Ahora, a los 40 años, aún eres una persona joven"

  • Con una vida a medio camino entre Estados Unidos y España, la canaria Ariadne Artiles continúa siendo una de las 'tops' más importantes de nuestro país.

Aprovecha, siempre que puede, para visitar, como tiene previsto durante el presente verano, su añorada isla de Las Palmas de Gran Canaria. Un idílico entorno del que, hace ya diez años, partió en busca de una fama que, gracias a su físico privilegiado -y a su talento innato como modelo-, al final, terminó logrando. Separada de "su" Fonsi Nieto, con el que guarda una excelente relación, Ariadne Artiles se ha atreve ahora con el diseño de joyas mientras continúa ganando terreno en una profesión donde aún tiene mucho que decir… después de unas más que merecidas vacaciones.

-¿Qué hace cuando va de viaje a su tierra? ¿Lleva algún plan concreto?

-Bueno, me paso el día entero con la familia: mi madre, mi padre, mi abuela, hermanos… Y, claro, un poquito de playa no puede faltar si estoy en Gran Canaria. Todo esto es lo que más echo de menos cuando estoy tanto tiempo fuera.

-¿Existen muchas diferencias entre esa Ariadne y la que vemos después en los medios?

-Creo que no, aunque tampoco puedo asegurártelo yo. Para mí que soy igual de cariñosa y, en general, de todo. Al menos, es lo que, según suelen decirme, transmito.

-¿Le dan muchos consejos los suyos?

-Ya no me advierten tanto de peligros y sí se sienten muy orgullosos de mí. Hace una década que partí hacia otros destinos. Todo ha cambiado mucho y, profesionalmente, no me podría ir mejor.

-Hace poco, en el Certamen de Moda Cálida de Canarias, ha pasado de participar en los desfiles a ser madrina… ¿Una experiencia positiva?

-Verás, me llamaron de la Consejería para actuar como embajadora porque era una forma de cerrar una etapa. Empecé con ellos como simplemente un hobby y se ha convertido en un proyecto a largo plazo.

-¿Cómo lo hace para que, a pesar de su fama, no se traspase el límite?

-Con mucha naturalidad. Siempre. Mi contacto con la prensa es de respeto y, la barrera, es cuando, las preguntas, no son lógicas. Hablo con todos los periodistas pero cada uno tiene su vida en su casa.

-Vamos para los treinta, ¿no?

-Vaya… Increíble. Treinta… No pasa nada. Los treinta de ahora son los veinte de antes. No tiene nada que ver. Ahora, a los cuarenta años, aún eres una persona joven.

-¿Tira mucho la niña o ha sabido evolucionar?

-Algo de niña tengo pero esta carrera te enseña a madurar. Aquí te haces fuerte y más mujer.

-Lo que pasa es que se cuidará mucho, seguro…

-La verdad es que prefiero que me cuiden a mí (risas). Me encanta la comidita con la familia, la abuela en el sillón… Soy muy de los míos y aquella decisión de dejar Las Palmas fue dura. Lo que pasa es que estoy a dos horas y media de Madrid y, cada vez que voy y vengo, algo suelo llevarme que me consuela de la ausencia. En las islas hay mucha calma, sosiego, paz y tranquilidad. No tenemos prisas para nada. En otros lados sería imposible imaginar un ritmo así.

-Ya que menciona las comidas, ¿es verdad que ha descubierto el placer de los helados artesanos?

-¡Sí! Descubrí la receta y, desde entonces, es un capricho que me doy de vez en cuando. Lo mejor de cada verano. Los helados los preparo yo misma y tengo que reconocer que me salen bastante bien. Sea como sea, también echo de menos las "papas arrugás" con su salsita, el sancocho, el gofio, los plátanos… Son los sabores de mi infancia canaria y nunca se me olvidan.

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