Pasarela

La belleza estelar a través del tiempo

  • La estética del cuerpo femenino ha experimentado la evolución del ideal de belleza hacia formas más delgadas

Si a las Gracias de Rubens le diera por salirse del cuadro no dudarían en echarse las manos a la cabeza al contemplar cómo ha evolucionado el ideal de belleza femenino a lo largo del último siglo. Ellas, que fueron consideradas como el canon de belleza en el Barroco, serían calificadas como jóvenes pasadas de peso en la actualidad. Y no es de extrañar, no el que se diga que a la Gracias les sobran unos kilos sino que el ideal de belleza de mujer haya ido variando, y velozmente, con los años. Si en el siglo XVII el culmen de la feminidad radicaba en mujeres de anchas caderas, abultados pechos y musculatura poco definida y recubierta de lo que hoy se denomina comúnmente como 'piel de naranja', en pleno siglo XXI el debate se cierne sobre la excesiva delgadez que lucen las mujeres, ya sean famosas o desconocidas, y que se ha terminado convirtiendo en el referente estético que las firmas de moda han decidido implantar.

Pero los cuerpos delgados siempre han estado presente, aunque no por razones puramente estéticas. Terminada la I Guerra Mundial la escasez de recursos se vio plasmada en los cuerpos de las señoras, que de alguna manera lucharon en la retaguardia. Atrás quedaron las mujeres fatales para dar paso a las formas rectilíneas durante los años 20. Cuerpos delgados que se ocultaban tras vestidos sin formas que difuminaban la figura. Imposible hablar de este periodo y no pensar en Coco Chanel. La diseñadora es el prototipo de los felices años 20.

Tas el crack del 29 se volvieron a implantar cuerpos voluptuosos y llenos de curvas, recalcando que la delgadez era signo de pobreza y no de belleza. Referente, sin duda, del momento fue Mae West. Durante los años 40, coincidiendo con la II Guerra Mundial, el estilo se vuelve provocativo y sensual, por eso se estrechan las cinturas y las féminas que destacan tienen un exuberante busto y caderas redondeadas. Se consolidan las pin-ups, iconos ficticios para los soldados, dejando en carne y hueso a Rita Hayworth, quien levantó pasiones con Gilda.

Ya entrados los cincuenta el ideal de mujer con curvas se instaura para quedarse y reafirmarse. Marilyn Monroe se convierte en el mito erótico de toda una generación y en reflejo del canon en el que se inspirarían millones de jóvenes. Elizabeth Taylor, y nuestras Carmen Sevilla o Sara Montiel también serán consideradas mujeres diez de esta época.

En los años sesenta se produce una revolución a la hora de concebir el mundo y eso se refleja tanto en la estética como en el físico de la mujer. Se empieza a imponer el ideal de mujer delgada y sin curvas con larguísimas piernas. Modelos como Twiggy y actrices como Audrey Hepburn se convierten en las musas del momento. Pero no serán las únicas. De manera paralela se seguirán reivindicando las curvas y los bustos prominentes. Las mujeres querrán ser Audrey, pero los hombres soñarán con Sophia Loren o con Raquel Welch, las piernas por excelencia. Esta dicotomía se prolonga hasta la actualidad. Durante los años ochenta y noventa se consolida el fenómeno de las supermodelos, por lo que empiezan a imponerse cuerpos atléticos y delgados pero sin rozar el extremo. Esa delgadez termina por convertirse en la tónica dominante en el siglo XXI donde las mujeres a admirar carecen de curvas y hasta se les notan los huesos. Kate Moss, Keira Knigtley o Cara DeLavigne son un ejemplo de este nuevo ideal. Frente a ellas, ídolos masculinos, están las que mantienen sus curvas, sus caderas y sus abultados pechos como Jennifer López, Beyonce, Scarlett Johansson o Eva Mendes. A pesar de darse esa dualidad en cuanto a canon de belleza se refiere, desde las industrias parece estar fomentándose la primera opción; mujeres extremadamente delgadas. Ejemplo es la polémica de la firma estadounidense J.Crewpor sacar la talla 'xxxs'. Se ha excusado afirmando que sus clientas asiáticas tienen cuerpos diminutos.

Que el ideal de belleza de mujer es volátil no se puede negar, pero a pesar de ello y aún viviendo una época en la que se premia la delgadez y se castiga al que no lo está, cuerpos como los de Marilyn siguen en auge.

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