Pasarela

Un bautizo en recuerdo de Lady Di

  • La hija de los duques de Cambridge, Carlota, recibió las aguas bautismales en la misma iglesia que su abuela paterna y ha recibido de tercer nombre el de Diana De segundo lleva el de Isabel, como la reina, presente en la ceremonia

La princesa Carlota, hija de los duques de Cambridge, protagonizó ayer por la tarde un bautizo digno de una novela de Jane Austen, anclado en la tradición rural que los británicos protegen como oro en paño. Entre todas las catedrales y templos posibles -incluida la abadía de Westminster-, el heredero del heredero al trono británico y su mujer se decantaron por la coqueta iglesia de St. Mary Magdalen (Santa María Magdalena), en Sandringham, corazón del condado de Norkfolk, donde pasa muchos fines de semana Isabel II y donde la real pareja posee Anmer Hall, una casa de campo al estilo rural chic. La capilla, llena de simbolismo, es la misma en la que recibió las aguas bautismales lady Diana Spencer, la abuela paterna de la princesa, en agosto de 1961. No fue el único guiño a Diana, pues la pequeña, segunda hija de los príncipes Guillermo y Catalina, recibió el nombre de Carlota Isabel Diana. El nombre de la reina, presente en la ceremonia, tampoco fue pasado por alto.

Cuarta en la línea de sucesión al trono británico, la princesa Carlota recibió las aguas bautismales de manos del arzobispo de Canterbury durante una ceremonia privada e íntima cuya invitación los duques de Cambridge quisieron hacer extensible todos los ingleses que quisieran acompañarles acercándose a las inmediaciones. Así, varias horas antes de la hora del bautizo centenares de ciudadanos se agolpaban en torno a la entrada de St. Mary Magdalen para ver a la familia en su primera comparecencia ante los flashes al completo.

Sin defraudar al pueblo que les esperaba, los duques de Cambridge llegaron a pie acompañados de su hijo mayor, Jorge, y de la pequeña princesa de nueve semanas, vestida con el mismo batón de cristianar que su hermano y en un coche vintage inglés perteneciente a la familia real inglesa. Su madre, Catalina, llevaba un elegante abrigo-vestido de Alexander McQueen y tocado de Jane Taylor de color marfil.

La pequeña contó con cinco padrinos o guardas espirituales, como ellos mismos lo denominan, elegidos entres sus amigos cercanos y familiares. Recibieron tal honor una sobrinas de Diana de Gales, dos amigos del príncipe Guillermo, una amiga de la duquesa de Cambridge, y su primo Adam Middleton.

El punto celebritie y mundano lo puso Mario Testino, contratado por los padres de la niña como fotógrafo oficial del bautizo.

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