Jaime Peñafiel. Periodista

"En los sesenta, el rey cobraba la décima parte de lo que yo ganaba en 'Hola"

  • El comentarista televisivo presentó ayer en Granada su último libro, 'El rey no abdica', una vuelta de tuerca a las últimas intrigas palaciegas en las que aparece, cómo no, la princesa Letizia

Jaime Peñafiel hizo ayer un paréntesis en sus obligaciones televisivas para presentar -gafas en mano- su último libro, El rey no abdica. No se pudo hospedar en la casa en la que nació, un carmen en el Albaicín "reconvertido en eso tan cursi de hotel con encanto". "Pero yo fui un niño que se sentaba en el váter del cuarto de aseo de mi casa y veía la Alhambra, y eso te marca", confiesa el periodista. ¿Cuánto tiempo tardará en hablar de la princesa Letizia? Exactamente once líneas.

-Es categórico desde el título: El rey no abdica.

-El libro es una respuesta a los rumores interesados de determinados círculos sobre la salud del rey y el deseo de que abdique en su hijo. Pero según dijo la reina, "un rey no abdica nunca, es rey hasta que se muere y se dice esa frase de el rey ha muerto, viva el rey". Estoy convencido de que el rey no abdicará nunca.

-¿Por qué cree que han comenzado las especulaciones?

-Es una camarilla del entorno de Felipe y de Letizia. La princesa Letizia desea ver a su marido convertido en Felipe VI y ella probablemente desea ser la reina consorte. Pero eso no es una suposición mía. En la entrevista que le hicieron en la revista Vanity Fair, que por decisión de la Zarzuela apareció como reportaje y no como entrevista, se decía claramente que Felipe ya estaba preparado para ser Felipe VI.

-¿La princesa Letizia se ve ya preparada para reinar?

-Es una persona lista en palabras del propio rey, con todas las connotaciones que puede tener la palabra lista, que no tiene nada que ver con inteligente. Ella no disimula que es una persona ambiciosa y yo creo que se le nota que manda mucho, no lo disimula. Pero se le olvida que ella es solo la consorte.

-¿No es ese soplo de aire fresco que tanto se dice?

-Yo soy de los que piensan que la monarquía, que es una institución medieval que ha llegado al siglo XXI, necesitaba cierta modernización. Todas estas jovencitas que se han casado con los príncipes herederos, que proceden en muchos casos del pueblo llano, aportan ese aire fresco que necesitaba la institución. Pero lo que no es asumible es que se vulgarice la institución, y ahí tenemos el caso de Noruega.

-En su opinión, ¿la princesa Letizia da para una novela más que para un cuento de hadas?

-Letizia, en el primer encuentro que tuve con ella, me abordó con muy mal estilo, gritándome, porque según ella yo dije que tenía la mirada triste. Yo le respondí que no era cierto, porque si había una mujer que había hecho realidad el sueño de casarse con un príncipe era ella. Otras sueñan con eso y acaban durmiendo con un cerdo. Pero a Letizia le pierde que quiere ser perfecta, pero ella debe ser natural y no intentar ser la más guapa y la más inteligente.

-Usted que ha tratado tanto con la realeza, ¿no se ha vuelto republicano?

-Yo nunca he sido monárquico. España es una monarquía sin monárquicos pero con 'juancarlistas'. Pero existe el riesgo de que los 'juancarlistas' de hoy no sean 'felipistas' el día de mañana. Eso está por ver, piense que el príncipe solo heredará de su padre los derechos históricos y dinásticos, pero los méritos de su padre no son hereditarios, son personales e intransferibles. Así que Felipe tendrá que ganarse el puesto. Al rey le quedan seguramente todavía un mínimo de 10 años de plenitud física y mental.

-¿Las especulaciones sobre su salud son interesadas?

-Durante tantos años ha habido tanta opacidad con la salud del rey que ahora, que hay transparencia total, nadie se lo cree. España se enteró de que el rey estaba siendo intervenido del pulmón cuando estaba en el quirófano, aunque se temía que fuera un cáncer. El rey está más gordo porque ha dejado de fumar, antes se fumaba hasta tres puros diarios. Y tiene problemas al andar por un problema de abductores, pero por lo demás está perfectamente.

-Con la liberación de los pueblos árabes se está criticando los vínculos de amistad del rey con los tiranos de Oriente Medio.

-El rey siempre ha tenido muy buenas relaciones con los mandatarios de los pueblos árabes. Pero el rey ha prestado grandes servicios al país por sus relaciones con los países árabes, por ejemplo con las crisis del petróleo de 1973 y la de década de los 90. Tuvo que mediar y viajar a estos países para que no nos faltara el petróleo. Ahora, que sean tiranos... Es verdad que tiene grandes relaciones con los jeques de los Emiratos Árabes, con los reyes de Jordania, Marruecos, Arabia Saudí... Pero no lo veo como algo negativo.

-¿Es cierto, como se ha publicado recientemente, que el rey no tenía en los 60 ni para pagar la peluquería de la princesa Sofía?

-En los sesenta yo era reportero de Europa Press y me ficha la revista Hola, algo tan espectacular que en un periódico de Madrid se dijo que era el mayor fichaje de la historia del periodismo. Ese día me llama el príncipe Juan Carlos para que vaya a la Zarzuela. Yo, ingenuo, creía que me iba a dar una entrevista y allí me planté con mi magnetofón. Pero cuando me encuentro con él me dice: "¿Para qué vienes con ese cacharro? Si lo que yo quiero saber es cuánto te pagan". Se lo dije y a él le pagaban la décima parte de lo que me pagaban en Hola, le contabilizaban hasta las cocacolas que se tomaba. Antes de casarse quiso ir a Grecia a ver a Sofía y no pudo porque no tenía dinero. Ahora es verdad que se ha recuperado.

-¿Sigue teniendo amigos periodistas el rey?

-El rey no debe tener amigos, y los que presumen de ser sus amigos lo utilizan como un cheque al portador. Tiene amigos, amigos que no me gustan y que considero peligrosos, pero al rey le gustan los amigos ricos, ¿qué vamos a hacerle?

-¿Se ríe con las imitaciones de Buenafuente y Berto?

-Sí, yo tengo mucho sentido del humor, lo que me imitan ellos son mis defectos. Unos lo hacen con más gusto que otros, pero para estar en los programas que estoy tengo que tener sentido del humor, aunque a veces disfrute.

-¿Cómo se siente Jaime Peñafiel al lado de gente como el ex de Rosario Mohedano?

-Estamos juntos, pero no revueltos. Yo intento mantener la dignidad, creo que me sobra. Como decía aquel, a los castillos subí y a las cabañas bajé. Pero el programa en el que trabajo es un poco la representación de lo que es este país. Sálvame es un programa que ve desde la Casa Real a la gente más modesta. Yo tengo mucho respeto a las audiencias, creo que la televisión está para informar y para entretener, no está para formar, para eso está la universidad y los libros.

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