Plaza de España

Golondrinas de Bécquer a Rosalía

  • Lugo. Romualdo Alfredo Otero García. Llegó a Sevilla en 1953, se embarcó en un trasatlántico como cocinero, oficio que ejerció en Astilleros. Lo bajó a tierra una sevillana. Preside el Lar Gallego.

ANDURIÑA es golondrina en gallego. El ave de la emigración. El título de la revista que edita el Lar Gallego de Sevilla y el símbolo con el que distinguen, Anduriña de Oro, a quienes han hecho méritos para recibirlo. Alfredo Otero (Antas de Ulla, Lugo, 1930) la recibió el 14 de marzo.

Nació donde nace el río Ulla, el octavo de los once hijos de David y Leonisa. El único junto a Jesús, el primogénito, que emigró, como las golondrinas que hermanan a Bécquer con Rosalía. Su hermano mayor se fue a Buenos Aires, gallego al cuadrado, y Alfredo llegó a Sevilla. Un viaje fortuito sellado en una década.

Descubre la ciudad por un mandato castrense. "Estaba haciendo el servicio militar en Vigo y vine a Sevilla en un tren lleno de proyectiles para fundirlos en la fábrica de Artillería". Aquí encontró a un paisano de Antas de Ulla que le invitó a quedarse cuando terminara su contrato con el Ejército. Así lo hizo. En 1953 se colocó de pinche en el restaurante La Viuda, calle Albareda, huésped de una pensión en la calle Pascual de Gayangos que regentaba una señora de Estepa.

Llevaba la anduriña dentro y se embarcó durante dos años como cocinero en el trasatlántico Cabo de Hornos de la compañía Ybarra que cubría el trayecto Génova-Buenos Aires. Su primer trabajo en estos fogones marineros fue un flete por el Mar Rojo con el barco lleno de árabes hasta La Meca. No tardó en desembarcar. "Tenía novia en Sevilla". Se llamaba Ángeles, la hija de los caseros de la vivienda donde se alojaba en Fray Isidoro de Sevilla.

Se casan en la Macarena el 19 de abril de 1959. En 1956 participó en el cine Los Remedios en la reunión fundacional del Lar Gallego. Se inaugura oficialmente dos años después en Itálica, 1, con balcones a O'Donnell en los que ondearon las banderas de Galicia y Andalucía. Nació con 1.400 socios. El lucense, paisano de Cunqueiro y la Bella Otero, también de Julia Otero, dejó la ruta oceánica. Siguió en los barcos, pero de otra forma. Durante tres décadas le dio de comer a la plantilla de Astilleros de Sevilla. En los años de esplendor, más de cuatro mil trabajadores.

Las especialidades -empanada gallega, pulpo a feira- las reservaba para la caseta de Feria de la empresa, que visitaban armadores y consignatarios. En Sevilla nacieron sus dos hijos, que ejercen la medicina -el varón es director del hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva- y sus tres nietas: Sara, Rosalía, Irene. "Rosalía por su madre, no por la escritora", matiza.

Este gallego de Antas de Ulla se siente en Domingo de Ramos como en su casa. "El Lar Gallego tiene una tertulia cofrade, Terciopelo y Ruán. Organizamos exaltaciones y tenemos nuestro pregón de Semana Santa". Con caseta de Feria en Pascual Márquez, 149. "Antes teníamos la que ahora ocupa el Partido Popular. Un año se nos olvidó echar la solicitud y la alcaldesa Soledad Becerril le echó el guante".

El Lar Gallego es un Club Siglo XXI de la transición en Sevilla. Por la sede, en los tiempos de Itálica, pasaron Fraga y Carrillo. "Aquí venían los partidos antes de estar reconocidos". Todos los presidentes de la Xunta han tenido en el Lar Gallego un consulado oficioso. Desde que recibieron la medalla de la ciudad, tienen por norma entregar la Anduriña de Oro a los alcaldes de Sevilla. Ya la tienen Alfredo Sánchez Monteseirín y Juan Ignacio Zoido. La transición municipal. En los años 80 lo frecuentaban Amparo Rubiales, Pilar del Río o María Esperanza Sánchez. En los dominios del lacón con grelos, Castelao y Cunqueiro, nació la tertulia de las Mujeres de los Lunes que luego iniciaron su particular trasiego de anduriñas.

Otero de Rey es un topónimo de la provincia de Lugo, bañada por sus ríos y rías: Vivero, Ribadeo. Espíritu abierto que se palpa en las colaboradoras de las que se rodeó el cocinero de ultramar. La secretaria del Lar Gallego es Jessica Bryand, americana de Wisconsin. Llega a la Plaza de España con su jefa de comunicación, Marian Campra, cordobesa, que hizo su tesina sobre publicaciones de la emigración gallega codirigida por profesores de las Universidades de Santiago de Compostela y Sevilla.

Cada 16 de mayo el Lar Gallego celebra el día de las Letras Gallegas con un concurso literario dotado con mil euros al que en la última edición se presentaron 2.000 relatos de todo el mundo. En octubre celebran una romería en el Alamillo con queimada. Otero García es la punta del iceberg de quinientos socios, "quinientas familias". Una Galicia de golondrinas que no emprendieron el vuelo de vuelta. Regresó a los barcos para celebrar con toda la familia sus bodas de oro en un crucero por el Egeo y el Mediterráneo.

Tags

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios