Juicio a Ortega Cano

La Guardia Civil le culpó por el exceso de alcohol

  • Dos infoermes periciales aportados por la defensa avalan que el torero circulaba correctamente.

Tres informes periciales que discrepan sobre las causas del accidente y que se expondrán en el juicio. El primero de ellos, elaborado por el Equipo de Reconstrucción de Accidentes de Tráfico (ERAT) de la Guardia Civil de Madrid concluye que el exceso de alcohol de José Ortega Cano provocó el accidente de tráfico en el que murió Carlos Parra. Este informe atribuye al torero una "distracción o desatención" en la conducción, lo que le llevó a invadir el sentido contrario de su circulación y esa presunta imprudencia, según los expertos de Tráfico que han analizado la dinámica del siniestro, se debió posiblemente a la ingesta de alcohol por parte del torero.

La Guardia Civil basa su informe en la inspección ocular realizada en el mismo lugar del impacto y en el estudio de los daños que sufrieron los vehículos implicados, los restos de frenada, así como los vestigios y marcas hallados en la calzada. Todos estos datos fueron analizados mediante avanzados programas informáticos para la reconstrucción de accidentes y como resultado se obtuvieron las velocidades aproximadas en el momento del brutal impacto.

El vehículo de Ortega Cano invadió el carril contrario durante al menos unos 60 metros antes de la colisión y, en el momento del impacto, el torero conducía a 125 kilómetros por hora -el límite fijado en la vía era de 90 km/h-, mientras que el coche de la víctima circulaba a unos 50 km/h. Aunque el accidente se produjo de noche, no había ninguna "obstrucción visual achacable a la vía", y los dos conductores tuvieron un área de visibilidad de unos 120 metros antes del punto de colisión, por lo que pudieron percibir recíprocamente las luces de los vehículos. Carlos Parra pudo percibir el "peligro" ante el inminente impacto y realizó una maniobra evasiva, haciendo un leve giro hacia su derecha y disminuyendo posiblemente la velocidad, pero sin poder evitar al colisión, según la Guardia Civil.

Frente a este informe, la defensa del torero ha presentado dos informes periciales que discrepan sobre estas conclusiones y aseguran que José Ortega Cano circulaba correctamente y reaccionó "rápidamente" en el accidente, aunque el impacto "no se pudo evitar".

Uno de los peritajes de la defensa, elaborado por los ingenieros industriales de la Universidad de Zaragoza Juan José Alba y Alberto Iglesia, realiza un nuevo cálculo de las velocidades de los turismos implicados en el siniestro y llega a la conclusión de que el Mercedes del matador circulaba en los instantes previos a la colisión a una velocidad que oscila entre los 79 y 96 km/h, una velocidad muy inferior a la de la Guardia Civil.

El segundo informe aportado por la defensa, elaborado por el ingeniero técnico industrial Francisco Galadí Rey, quien se presentó motu proprio a la mañana siguiente del accidente para hacer una inspección ocular y un estudio del accidente, asegura que la invasión del carril fue "puntual e iba a resultar momentánea" porque existen "claros indicios" de que Ortega Cano reaccionó "rápidamente" y dirigió su vehículo hacia su carril de origen. El perito llega a este convencimiento gracias a unas "huellas de fricción lateral o derrape que marcaron los neumáticos de este vehículo sobre el asfalto y que describían de manera evidente la trayectoria a la que se hace alusión", asevera.

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