Provincia

Traslado para una nueva fase de recuperación del archivo municipal

  • Los documentos, libres de bacterias y hongos, están bien protegidos ante posibles anegaciones

Las labores de recuperación del archivo del Ayuntamiento de Los Palacios afectado por un incendio el pasado 5 de septiembre avanzan con buenas noticias. Veinte días después de la hecatombe, en libros del siglo XIX carbonizados no ha aflorado ningún hongo ni germinación bacteriológica, según han podido constatar los restauradores que trabajan en el municipio. Por ello, para seguir manteniendo a salvo este material, han solicitado ahora el traslado de parte de estos documentos a un espacio más acondicionado que mejore las condiciones ambientales y de higiene de la actual nave industrial donde está instalado el centro de recuperación.

La operación, que fue avalada y autorizada por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, se realizó a mediados de esta semana con máximas garantías de seguridad. Los documentos han sido trasladados a varias dependencias de un hotel del municipio donde, con custodia y vigilancia permanente, se culminará una nueva fase de recuperación que consiste en el "secado último y definitivo" de las piezas, que se han salvado en gran medida por el abrigo de sus tapas. Este material, compuesto por un gran volumen de actas capitulares, presupuestos municipales, padrones de quintos..., se sometió a una primera intervención urgente de secado.

En estas labores más especializadas trabajan con especial ahínco dos restauradoras de manera altruista. Una de ellas es Yolanda Abad, conservadora y profesora del máster de Archivística de la Universidad de Sevilla. Junto con Rocío Hermosín, que ya restauró en su día el Libro del Becerro junto a Andrés Alés, ha avalado el informe necesario para el traslado y el inicio de la nueva fase de recuperación. Su asesoramiento técnico está siendo fundamental para el archivero municipal, Julio Mayo, que dirige la operación.

Tras el fuego, cuyas causas aún se están investigando, la documentación se fue evacuando y depositando en una nave industrial cedida por el Ayuntamiento. Allí se identificaron y separaron las piezas carbonizadas de las recuperables en parte o totalmente. Para ello fue necesario ir separando una a una las hojas de cada libro, expediente o legajo para facilitar su secado introduciendo folios que, en algunos casos, se fueron renovando varias veces. Asimismo, se idearon tendederos de libros que permitieron secar en 3 ó 4 días libros sin deformar sus lomos; y, tirando de ingenio local, se construyeron unos estantes con cajas de plástico de frutas para ordenar y ventilar los documentos, un sistema provisional cuyo objetivo era permitir el almacenaje de documentos mientras se rehabilita el espacio original del archivo. Y a las 72 horas del siniestro se descartó la congelación del material por carecer de plenas garantías la posterior descongelación.

Todas estas faenas han hecho necesario expandir el material documental en el recinto industrial habilitado donde el grado de humedad relativa ha ido aumentando, dada la acumulación de documentos mojados. Esta circunstancia justifica la necesidad del traslado ya realizado de algunos libros antiguos y obliga al archivero municipal a adoptar nuevas medidas preventivas ante las previsiones meteorológicas de este fin de semana. El centro de recuperación se ubica en un polígono próximo a la zona de marismas y si lloviera en las próximas horas con mucha intensidad es posible que se anegue. Por ello, en las últimas horas se ha procedido a elevar mediante estructuras de palés, los documentos extendidos en el suelo, para aislarlos y protegerlos además de la suciedad y el polvo.

El próximo lunes, técnicos del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico tienen previsto visitar de nuevo el municipio para supervisar las labores realizadas por el archivero y los voluntarios.

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