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La familia inhaló la fosfina de unos tapones que guardaba en el baño

  • Toxicología ratifica que la muerte de las tres personas fue accidental, por lo que la causa se archivará

La familia inhaló la fosfina de unos tapones que guardaba en el baño

 Toxicología ratifica que la muerte de  las tres personas fue accidental, por lo que la causa se archivará

Los tres miembros de la familia Caño Bautista de Alcalá de Guadaíra fallecieron tras inhalar fosfina, el compuesto químico que se forma cuando el fosfuro de aluminio entra en contacto con el agua o el aire. Así lo especifica el informe definitivo entregado por el Instituto de Toxicología en el juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Alcalá de Guadaíra, que atribuye las muertes a un contacto accidental de las víctimas con esta sustancia altamente tóxica y que, por tanto, descarta la intoxicación por vía alimentaria, que era la otra hipótesis que se barajaba como causa de la muerte.

Los expertos aseguran en el informe que la fosfina se formó debido a los tapones de envases de plaguicidas que la familia almacenaba en una bañera, donde acumulaban "grandes sacas" que contenían estos tapones, en algunos de los cuales había restos de fosfuro de aluminio, una sustancia muy peligrosa y que en contacto con el aire libera la fosfina, muy tóxica para el organismo.

La investigación baraja la posibilidad de que, en un momento dado, los tres fallecidos -Enrique Caño, de 61 años, su esposa, Concepción Bautista, de 50, y la hija mayor del matrimonio, de 14 años-, manipularan esos tapones cuando la otra hija del matrimonio, de 13 años, se hallaba fuera de la vivienda familiar de la calle Pesadora de Alcalá de Guadaíra.

Esa ausencia de la menor del piso en el instante en que pudo formarse la fosfina explicaría, según los investigadores, que la niña no presentara ninguno de los síntomas de la intoxicación que acabó con la vida de sus familiares. Como la fosfina no se detecta, las víctimas no tuvieron ninguna posibilidad de descubrir el origen del cuadro de vómitos y diarreas, y por tanto de advertir a los sanitarios que les prestaron asistencia el pasado 14 de diciembre.

Desde un primer momento, los investigadores policiales también vincularon el fosfuro de aluminio con las supuestas actividades que realizaba el cabeza de familia, que recogía cartones y otros materiales, algunos de origen agrícola, como plásticos y garrafas, con la idea de reciclarlos.

La declaración de la menor de 13 años que sobrevivió tampoco aportó ninguna novedad sobre cómo pudo producirse el contacto con esta sustancia, y también se investigó la intoxicación por vía alimentaria porque los tres fallecidos habían ingerido la misma comida -cazón en adobo y flamenquines-, mientras que la otra hija tomó un bocadillo de jamón.

Con el informe toxicológico, lo más probable es que la Fiscalía o la propia juez que investiga esta tragedia acuerden el archivo de la causa, una vez que se ha confirmado mediante los exhaustivos análisis realizados que la muerte de las tres personas tiene un origen claramente accidental.

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