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La Puebla del Río

Paseíllo de torero con Nobel

  • Mario Vargas Llosa le dio la 'alternativa' a Morante como hijo predilecto de su pueblo. Química de admiración recíproca entre diestro y novelista.

El encuentro entre escritor y torero se produjo en la calle Comercio. "Más que de amistad, me une con él una relación de admiración". Es lo que siente José Antonio Morante de la Puebla por Mario Vargas Llosa, excepcional padrino en su nombramiento como hijo predilecto de la villa donde nació el 2 de octubre de 1979. "Soy Morante, sí, pero soy de La Puebla", diría después el torero a sus vecinos, antes de que el escritor le impusiera la medalla diseñada por Fernando Aguado.

"La primera vez que lo vi torear debió ser en la plaza de toros de Fuengirola o la de Marbella. Desde el primer momento me gustó con el capote", dijo Vargas Llosa a este periódico. Y el torero no le fue a la zaga al escritor cuando en su intervención dijo que le debía a La Puebla su sentido de la distancia, "ese cálculo siempre inexacto de la verónica".

Ricardo Mateo, concejal cigarrero, gentilicio de los de La Puebla, amigo del torero, diseñó un altar de trajes de torero. Ocho cabezas de toro en la fachada de la Casa Consistorial para reflejar, como después diría el torero, ese viaje desde "la belleza natural del campo" al círculo del miedo de los ruedos. "Pocas veces he visto expresar con tanta lucidez, tanta belleza y tanta exactitud el arte antiguo y siempre joven de la tauromaquia", diría el peruano.

El torero apareció con su mujer y sus hijos por la calle Clavel, ahora llamada Hermanos Costaleros. "Estamos entre Nóbeles", bromeaba al periodista. Vargas Llosa se sentaría a su lado, junto al alcalde de La Puebla, Manuel Bejarano, en una plaza donde desemboca la calle Juan Ramón Jiménez. Antonio García Barbeito hizo de maestro de ceremonias.

Sonó el pasodoble dedicado a Morante. El Nobel suscribiría esa chicuelina de palabras del torero con la que decía encontrar en La Puebla, su pueblo, el lugar donde confluyen "el origen y la búsqueda". O cuando dijo que ir contra la fiesta era "como cerrar diccionarios". El torero jugaba de niño en la calle Cervantes; el escritor recibió el premio Cervantes. Un nombre que los une para legitimar al único arte que juega con la muerte, como decía Lorca en cita del alcalde. La noche de San Juan será difícil de olvidar en La Puebla del Río. Los paisanos de Morante se levantaron para aplaudir al Nobel y éste hizo lo propio con Los Romeros de la Puebla cuando cantaron el tema Soy marismeño.

De Cádiz a La Puebla del Río. De las Cortes a las inmediaciones de Villa Alegría, la casa de Blas Infante. Una vecina de Morante le dejó un ejemplar de La ciudad y los perros, "lo leí con catorce años", para que se lo firmara. El año que España ganó el Mundial, Vargas Llosa obtuvo el Nobel de Literatura. El día que la selección volvía de Brasil, el fabulador peruano llegaba a La Puebla. Ya sabía que habían eliminado a Italia. "Perú no va a un Mundial desde España 82. Estaba en el grupo de Italia y Polonia nos echó para atrás. Yo vi la final del 82 en el Bernabéu junto al Rey y Pertini".

"Mundo hay fuera de ti y mundo he visto, pero La Puebla es La Puebla". Morante emocionó a sus paisanos. Y Vargas Llosa evocó la distancia "astral" entre este orador tranquilo y el gigante que en la plaza hace el milagro "con un trapo rojo ante un toro bravo".

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