No hubo unanimidad para acreditar la culpabilidad de Sara López Hernández, la madre acusada de asesinar a sus dos bebés que aparecieron en los congeladores de su vivienda de Pilar. El jurado popular declaró ayer culpable a la madre de dos delitos de asesinato, aunque lo hizo por unas mayorías simples de siete y ocho votos a favor de los nueve miembros que formaban parte del jurado.

El veredicto demuestra las dudas generadas en algunos miembros del jurado respecto a la autoría de los delitos, hasta el punto de que en el caso de uno de los bebés se alcanzó el mínimo de siete votos que exige la ley del jurado para fijar la culpabilidad. Si tan otro jurado más hubiera votado en contra, Sara López habría sido absuelta de uno de los asesinatos, puesto que la ley fija una mayoría mínima de siete votos para declarar probados los hechos desfavorables a la acusada y de cinco votos en el caso de los favorables.

En el veredicto leído por la portavoz del jurado concluyó por una mayoría de ocho votos a favor que la acusada es culpable de haber dado muerte al bebé que nació el 24 de junio de 2011 (el que fue hallado en primer lugar, el 9 de noviembre de 2012 en el frigorífico de la vivienda), mientras que con respecto al segundo bebé (del que Sara López habría quedado embarazada entre 2002 y 2008, y que fue descubierto el 27 de noviembre) el veredicto se alcanzó sólo por una mayoría de siete votos a favor y dos en contra.

En ambos casos, el veredicto señala que la acusada quedó embarazada y decidió ocultar su estado, dando a luz sin ayuda alguna en su domicilio de Pilas para, a continuación, acabar con la vida de ambos bebés por un mecanismo de "asfixia mecánica" y sin que tuvieran posibilidad de defensa. En el caso del bebé hallado en primer lugar, el jurado concluye que esa muerte fue provocada por la acusada "tal y como tenía previsto", algo que no se ha declarado probado en cuanto al otro bebé. Después, añade el veredicto, la madre metió ambos cadáveres en bolsas de plástico y los ocultó en sendos congeladores de su domicilio.

Para llegar a la conclusión de que los bebés nacieron vivos y respiraron fueran del claustro materno, el jurado ha tenido en cuenta el informe pericial elaborado por los médicos forenses del Instituto de Medicina Legal (IML) de Sevilla que en el juicio ratificaron su dictamen y aseguraron que ambos bebés murieron por un mecanismo de "asfixia mecánica", por lo que ambas muertes fueron violentas y con un origen homicida. 

El jurado también valoró el testimonio de la acusada a la hora de acreditar que se quedó embarazada de uno de los bebés a finales de 2010 y que decidió ocultarlo porque "no quería que su marido la obligara a abortar", al tiempo que reconoció que dio a luz en la bañera, que llenó parcialmente, lo que coincide con el dictamen forense que puso de manifiesto que uno de los bebés murió ahogado.

A pesar del veredicto de culpabilidad, el jurado se ha mostrado favorable a la concesión del indulto, por una mayoría de siete votos.

Tras el veredicto, la Fiscalía y la acusación particular que ejerce el abogado Rafael García, en representación del ex marido de la acusada, reiteraron su petición de condena de 40 años de cárcel por dos delitos de asesinato para Sara López. El abogado de la defensa, Manuel Caballero, se opuso a la imposición de cualquier condena.

En su informe final, la fiscal del caso, Gracia García, pidió el pasado lunes al jurado un veredicto de culpabilidad porque considera que la acusada es un "monstruo de madre" y una persona mala, que es "capaz de verle la cara a sus bebés y matarlos".

Las dudas que finalmente ha reflejado el objeto del veredicto se pusieron de manifiesto en la mañana de ayer, cuando el jurado planteó varias dudas y preguntó si podían eliminar del relato una expresión que hacía referencia a la posible premeditación de la acusada, puesto que se les había indicado que debían resolver sobre si una vez dado a luz a los bebés decidió matarlos "como tenía planeado". La segunda cuestión se refería a que no se había hecho constar si uno de los partos también se produjo en la vivienda de Pilas, algo que no había suscitado ninguna controversia por las partes.