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Provincia

El curioso récord de Bormujos

  • El Juzgado de Paz de la localidad es el que firma más licencias de enterramiento de todo el país.

Una de las tendencias más singulares de los últimos años en los juzgados de Paz se ha dado en Bormujos, que está a la cabeza de España en la firma de licencias de enterramiento e inscripciones de fallecidos. El luctuoso récord en esta labor vinculada al Registro Civil se debe a la presencia del Hospital de San Juan de Dios, concertado con la sanidad pública y con una unidad de paliativos, en la que reciben atención en sus últimos momentos no sólo vecinos del Aljarafe, sino de pueblos de Huelva. Por ley, debe ser el juez del municipio en el que se produce el fallecimiento el que debe firmar la licencia e inscribirla en las 24 horas siguientes y, donde no hay juzgado de Instrucción con sus guardias, es el de Paz el que debe estampar su firma.

Eso no es un problema en la mayoría de los sitios y tampoco lo sería en Bormujos -con unas 40 muertes naturales al año- si no fuera por el hospital, que elevó el número de fallecidos a 801 en 2013, con una media de 15 a la semana. Luego, también se vuelve al juzgado para cualquier certificado relacionado con el fallecimiento.

Según el juez de Paz, Juan Prieto -uno de los veteranos de la provincia, después de 26 años-, se le han dado casos en los que han ido a buscarle a su casa, con el coche fúnebre y ha propuesto que se tomen algunas medidas para facilitar las cosas: que se establezca una especie de turno de guardia entre los jueces de Paz del Aljarafe para atender esas firmas o que se haga un cambio en el Registro Civil, como el que se hizo con los nacimientos en los años 90, cuando los bebés dejaron de inscribirse en la ciudad en la que se radicaba el hospital de turno para hacerlo en el lugar de residencia de los padres. Así lo ha expresado a los responsables de la Junta, tras los cursos en los que ha participado, y a Eugenio Pradilla, responsable del Registro Civil en Sevilla.

La apertura del hospital no ha sido el único hito que ha multiplicado la actividad en este Juzgado de Paz y en el Registro Civil bormujero, que tuvo que incorporar incluso con un funcionario más. Ahora hay tres, más el juez. El hecho de que en Bormujos se abrieran edificios de oficinas en los que localizaron su sede social muchas empresas ha hecho que se multipliquen los exhortos que le llegan de otros juzgados como consecuencia de la crisis. Al año, pasan por el mismo 2.300 notificaciones de embargos y lanzamientos y 790 notificaciones de casos penales, al margen de los juicios de faltas propios del Juzgado de Paz, que son unos 40 al año, o las bodas que se ofician los viernes alternos.

Pero Prieto afirma que, pese a todo, esa otra labor de juez de paz, que tiene su origen en los llamados "hombres buenos" de los pueblos, le sigue llenando casi 30 años después. Más incluso que su otro trabajo, el oficial, que ejerció 42 años -ahora está jubilado- en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, como encargado de mantenimiento.

Explica que son asuntos pequeños en apariencia, pero que podría terminar saturando más los tribunales ordinarios de justicia sin la mediación. Los más frecuentes son desavenencias entre vecinos: que si tu perro, que si esa tubería o el árbol que cae sobre mi patio. Pero también hay asuntos más espinosos, amigos que se pelean, que tienen un altercado, en los que se intenta que las palabras o el acuerdo eviten un problema mayor o un juicio que, a veces, es inevitable.

Explica que empezó como juez de Paz de forma casual, cuando necesitó un trámite y no había ninguno nombrado en Bormujos. Antes de que "San internet" existiera para resolver dudas, asistió a 102 juicios de faltas en Sevilla, cuando salía del trabajo, para formarse, e iba comprando ediciones baratas de manuales de Derecho. En 26 años, le han recurrido cuatro sentencias y sólo en una ocasión ha tenido que repetir un juicio.

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