La Policía Nacional detuvo ayer a una veintena de personas en una redada contra el tráfico de drogas desarrollada a lo largo de todo el día en la barriada de Cerro Blanco, en Dos Hermanas. Se trata de uno de los mayores golpes policiales al narcotráfico llevados a cabo en esta localidad en los últimos meses. Los agentes del grupo de estupefacientes de la comisaría de la Policía Nacional en el municipio nazareno, que han coordinado la operación, se incautaron de cocaína y heroína y gran cantidad de joyas.

Al cierre de esta edición todavía no había trascendido la cantidad de droga intervenida. Los 20 detenidos se encontraban anoche repartidos entre los calabozos de la comisaría de Dos Hermanas y los de la Jefatura Superior de Policía, en la avenida de Blas Infante de la capital. En las próximas horas se les tomará declaración para valorar el grado de participación en esta organización dedicada al tráfico de heroína y cocaína asentada en la barriada de Cerro Blanco.

Una vez se les tome declaración, los detenidos serán puestos a disposición judicial. Por el momento la operación continúa abierta y es posible que se produzcan más arrestos durante las próximas horas, según informaron ayer a este periódico fuentes del caso. Durante la jornada de ayer, decenas de policías nacionales tomaron las calles de Cerro Blanco y registraron varias casas en busca de pruebas para detener a los narcotraficantes.

Esta zona desfavorecida situada al sur del casco urbano de Dos Hermanas ha sido escenario habitual de grandes golpes policiales al narcotráfico y en ella han caído en los últimos años las bandas más activas de España dedicadas al negocio de la heroína. Uno de los clanes radicados en Cerro Blanco y la barriada próxima de Ibarburu cuenta con los mayores especialistas en la preparación de heroína de toda España, por lo que son muchos los traficantes del país que se desplazan a Dos Hermanas para que se les prepare correctamente la mercancía y puedan así distribuirla a terceros en perfecto estado.

En los últimos años la heroína ha experimentado un repunte importante, pasando de ser una droga casi residual a consumirse ahora fumada y mezclada con cocaína. Esta tendencia ha propiciado cambios también entre las familias que se dedican al negocio de los estupefacientes. Antes cada clan trabajaba una sustancia y los miembros de cada banda apenas tenían relación entre ellos. Ahora, en cambio, los narcotraficantes optan generalmente por distribuir todo tipo de sustancias.