Liga bbva

El camino se traza desde el principio (2-0)

  • El Betis acumula su tercer triunfo consecutivo en la Liga tras ser muy superior al Sporting y otea horizontes más bonancibles · Los hombres de Mel salieron muy fuertes y liquidaron todo en el primer periodo.

El Betis, definitivamente, ha dejado atrás los malos momentos y hasta se atreve mirar hacia nuevos horizontes, más bonancibles, gracias a la fidelidad a su método. Nueve puntos consecutivos se han adicionado al casillero de la tropa de Pepe Mel tras el clarísimo triunfo de ayer frente al Sporting de Gijón y eso no es más que el fruto de un trabajo bien hecho cuando todo pintaba más negro en el plano deportivo. Pero este equipo demuestra, ahora sí, que sabe a lo que juega, que tiene muy claros tantos sus virtudes como sus defectos y a partir de ahí construye un edificio que vuelve a aparentar una solidez fuera de toda duda. Por ejemplo, está a años luz de rivales como el Sporting, teóricamente destinados a moverse en su misma pelea. 

Pero este Betis tan irregular, capaz de ganar cuatro partidos consecutivos, sumar un punto de 30 posibles y volver a triunfar en tres ocasiones seguidas, no parece predestinado a esos menesteres. No hay nada como los triunfos para retomar la confianza y a la vuelta de las vacaciones navideñas eso volvió a quedar bastante diáfano. Le basta con aplicarse un poquito en el campo para enseñarle la matrícula a los adversarios de su misma Liga. Al menos, a un Sporting que estuvo muy lejos de lo propuesto en el campo por Mel y los suyos. 

Porque el Betis salió con el ideario perfectamente estructurado desde los días previos. La mejor manera de buscarle las cosquillas al Sporting era meterle pases constantes entre sus laterales y los centrales. Más o menos como contra el resto de los equipos, pero en este caso con un porcentaje de aciertos a la hora de hacerle daño a los asturianos elevadísimo. Para ello, fueron fundamentales la velocidad de Jefferson Montero y de Rubén Castro, la clarividencia de Beñat, la presión constante de Iriney, y la sabia manera de interpretar el juego que tienen en los días buenos tanto Juanma como Santa Cruz, con límites en sus respectivos físicos, pero con calidad para suplir esas deficiencias. 

El Betis lo tuvo clarísimo; era la manera de liquidar al rival, de no dejarlo respirar, y por ello le puso intensidad a su juego desde el primer minuto, ya habría tiempo para tomarse un respiro con posterioridad. Por ello, el recuento de las oportunidades claras en la libreta del cronista arranca desde muy pronto, concretamente desde que en el minuto 3 Santa Cruz pecó de dadivoso para darle el gol a Jefferson Montero cuando el paraguayo era quien lo tenía más a favor para haber anotado el primer tanto de los suyos. Y en el minuto 12, la oportunidad era aún más clara cuando Rubén Castro dejaba escapar la primera de su media docena de opciones que se le presentaron para haber anotado algún tanto. 

Bajo un patrón de 4-4-2 claro, con riqueza en las bandas, dado que por una, la derecha con Juanma, entraba un interior con tendencia al buen juego y a buscar el pase y por la otra, la izquierda con Jefferson Montero, ejercía un extremo puro, el Betis se había hecho con el control desde muy prontito. El Sporting, mientras, se quedaba en un quiero y no puedo debido a esos dos delanteros que sacó Preciado y que sólo son admisibles en un Barcelona o en un Real Madrid. Es más, ni siquiera en esos equipos suelen actuar con dos referencias tan claras. Pero ése es el problema para el visitante y, por tanto, desde la óptica más localista sólo queda agradecer que así fuera. 

Con semejante planteamiento, el Betis parecía con más futbolistas sobre el campo y eso debía conducirlo hacia el triunfo más pronto que tarde. Ni siquiera el susto que le dio De las Cuevas a Casto, resuelto por éste con un extraordinario paradón, evitaba una noche teóricamente plácida. Entonces ya figuraba un 1-0 en el tanteo tras aprovechar Santa Cruz la visión angular de Beñat y más fácil parecería todo después de la segunda tarjeta amarilla a un Lora que no podía con Jefferson Montero. 

1-0, un futbolista más sobre el campo, superioridad en todos los sentidos... Mas existía un pero peligroso y era la frialdad en el ambiente. Eso lo acusó el Betis en el arranque del segundo periodo, cuando el Sporting pareció jugar mejor en inferioridad, aunque eran sensaciones, no realidades. Mel supo mantener la calma, cambió a los extremos de bandas, hizo los cambios de hombre por hombre para refrescar a todo el colectivo y lo extraño fue que los suyos no remataran aquello muchos antes, porque los vicegoles fueron constantes. Sólo se liquidó en el límite del tiempo con el gol de Jorge Molina, pero el Betis había ganado el litigio con la intensidad con la que afrontó el arranque. El camino se trazó desde ahí y el método es muy válido, sin duda.

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