Jorge Molina

"Ver tanto fútbol me va a costar el divorcio"

  • El alcoyano confiesa que no se pierde un partido por la televisión, ya sean extranjeros, de Primera o de Segunda. Esa afición no lo llevará a entrenar en la élite, pero sí trabajará con jóvenes.

-¿Cómo está llevando su primera temporada en la élite del fútbol con 29 años?

-Disfrutando, sobre todo. Me ha costado tanto llegar e ir subiendo poco a poco que estoy disfrutando la experiencia y cada día que pasa me siento mejor.

-¿Le costó adaptarse a la Primera División?

-No mucho. Al final uno se habitúa a donde está jugando, a la categoría que sea y al ritmo que conlleva. Lo que más me ha costado es tener la continuidad de la que disfruto ahora. Aunque es normal porque esta temporada hay más competitividad en el equipo.

-El primer partido en Granada lo jugó Mel con un solo punta, y encima llega recién fichado Santa Cruz. ¿Pensó que se le iba el año?

-Evidentemente, vas viendo cosas y sabes que te va a resultar difícil, pero yo trato de tomarlo al contrario, pensando que iba a ser un año difícil y que tenía que entrenarme más y mejorar más. Y es lo que he hecho para jugar.

-¿Y cómo es esa competencia con Santa Cruz?

-Me llevo muy bien con Roque, perfecto. Es un gran jugador y una persona espectacular. Todo lo que sea competencia es mejor para el equipo y en nuestro caso se está viendo.

-¿Dialoga con el paraguayo y se fija en cosas de él?

-No, hablar no es que hablemos especialmente, pero viendo entrenar a los compañeros se aprende de todo, como viendo partidos por la tele. Con los compañeros, además, te picas en los entrenamientos y eso te hace mejorar, pero no sólo con Roque, sino con Rubén, con Johny, con todos...

-Con Santa Cruz quizá haya mejorado su juego de espaldas...

-Roque en eso es un espectáculo, aguanta muy bien la pelota y, lógicamente, te fijas e intentas mejorar tu juego.

-¿Y por televisión en qué delantero se fija?

-Me gusta el fútbol y me gusta ver cualquier partido, de fuera, de Primera, de Segunda... Igual me cuesta el divorcio (ríe).

-Mel fue delantero centro. ¿Le da consejos?

-Siempre te da consejos, ya desde el año pasado. Hazme caso que yo he sido delanteros varios años, me dice. No te lo digo como entrenador, sino como delantero viejo ya retirado. La verdad es que se agradecen esos consejos.

-¿Estaría preparado para regresar a Segunda llegado el caso?

-Si hay que volver, se volvería, pero ojalá que no sea así y encuentre mi hueco en Primera para muchos años.

-Se lo preguntamos porque en invierno lo quiso media categoría de plata...

-Es verdad, hubo interés de varios equipos, pero estoy contento aquí y no se hizo nada.

-¿Y en todo el asunto de Celtic, qué hubo de verdad?

-Lo del Celtic se habló porque había interés por parte de ellos, pero el club me dijo que quería contar conmigo y el míster también. Y, por mí, perfecto.

-Y en verano fue el Zenit. Tiene a media Europa siguiéndolo...

-Que se valore el trabajo desde fuera lo agradezco, porque además me da más ganas de seguir luchando y entrenándome.

-¿Está en mejor momento ahora que incluso en las mejores rachas goleadoras de la temporada pasada en Segunda?

-No sé si es el mejor momento, pero desde Navidad hasta ahora sí me hallo a mejor nivel, he podido ganarme el puesto y conforme juego me voy encontrando mejor y más a gusto.

-¿Qué ha cambiado en Jorge Molina?

-Haces lo mismo y te entrenas lo mismo, pero, por ejemplo, los dos goles con el Córdoba me dieron confianza. Los goles a un delantero le dan más chispa.

-El del pasado sábado al Getafe, por ejemplo, lo necesitaba después de unos partidos como titular sin marcar, ¿verdad?

-Es lo que decimos siempre. He aportado cosas, pero al final al delantero se lo valora por los goles y la verdad es que lo necesitaba para coger esa dinámica de ver puerta con facilidad.

-Con todo, en Zaragoza jugó un buen partido y dio un pase de gol a Rubén Castro...

-Es verdad, pero la gente se queda con los goles. Sí, en Zaragoza me sentí aún mejor.

-Lleva tres goles en Liga y dos en la Copa, ¿se marca alguna cifra?

-El otro día ya me preguntaron si diez era una buena cantidad y yo creo que sí, que es importante, pero vamos a ir poco a poco, no me gusta ponerme esas metas.

-Los delanteros del Betis se han repartido el trabajo y, entre todos, llevan 22 de los 30 goles del equipo esta temporada...

-Eso es positivo, son alternativas para el míster; eso le da muchas opciones a la hora de confeccionar el equipo.

-¿Y al equipo qué le falta?

-Aprender de los vaivenes y mantener una regularidad. A veces, cuando no se puede ganar, hay que saber valorar un empate. Si en esa racha de partidos perdidos hubiésemos sumado tres empates, estaríamos más arriba. Hay que saber empatar, pero salimos con la mentalidad de ganar y por eso nos pasa.

-Pero con la mentalidad de empatar no hubiesen ganado ya ni el primer partido en Granada...

-Es cierto. Al final, la mentalidad nuestra es de ir a por los partidos y así nos lo dice el míster. Por eso a veces nos pillan, como la Real Sociedad aquí. Pero la filosofía del equipo es exponer.

-Además el Betis es de los pocos que juega con dos delanteros natos...

-Al míster le gusta esa forma de jugar y creo que también influye que él haya sido delantero. Con alguien al lado, le generas más dudas a los centrales. A mí me gusta más así también.

-Y si la pareja se compenetra bien como ustedes...

-Con Rubén ya tuve la experiencia del año pasado y fue genial, nos entendemos perfectamente.

-Nos quedamos mirando antes cuando dijo en tono jocoso que su afición por el fútbol le podía costar el divorcio. ¿Seguirá ligado a él cuando deje de jugar, quizá como entrenador?

-No me lo he planteado seriamente. Estudio magisterio de Educación Física y me quedan dos asignaturas que llevo arrastrando, y una es natación... La parte física me gusta y tengo el segundo nivel de entrenador, sólo me falta el Nacional, pero no sé qué haré porque es difícil ser entrenador. Aunque me gusta trabajar con niños, en verano tengo un campus con Juli (su amigo íntimo y futbolista cedido por el Rayo en Grecia) y estamos la 24 horas del día una semana con ellos. Seguro, eso sí, que haré algo relacionado con el deporte.

-Además, sin querer faltar el respeto a los entrenadores, a usted le falta mala leche para serlo. Se le ve demasiado buena gente...

-Ser entrenador de élite es muy complicado. El entrenador tiene que hacer de todo, pero principalmente debe ser un buen psicólogo, saber llevar bien a todo el grupo y tener contento y motivado a todo un colectivo de futbolistas cuando sólo pueden jugar once. Ése es el aspecto más difícil.

-Dejando a Mel al margen, porque quizá no sería objetivo, ¿cuál le ha marcado más?

-De todos aprendes un poco, pero uno de los que me marcó fue Ángel Pedraza, que falleció el año pasado. Él salió del Barcelona y estuvo en el Espanyol y lo tuve en el Benidorm, y la verdad es que me marcó su forma de entrenar. Sus entrenamientos eran espectaculares, era un técnico tremendamente ofensivo y casi todo lo hacíamos con balón. En aquella etapa aprendí mucho control del balón, a sacarlo jugado... Teníamos un buen grupo, con Juli, Rafa Jordá...

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