Copa del Rey: Almería-Betis · la crónica

La forma, más que el fondo (2-1)

  • El Betis se despide de la Copa en Almería en un partido en el que no fue de verdad casi nunca. La idea parecía más no perder que ganar.

El Betis se despidió este martes de la Copa del Rey y puede que incluso respirara con ello. Los verdiblancos cayeron ante el Almería, un Primera División, y lo hicieron después de confirmar, también en la vuelta, que le importaba mucho más la forma que el fondo de la cuestión. No era tan importante quedar eliminado, entre otras cosas porque eso no es malo con vistas a centrarse en lo realmente trascendente, como hacerlo con dignidad, con unas formas que no afearan ese convincente discurrir de Juan Merino al frente de la nave en el torneo liguero. Ése era el objetivo y más o menos lo alcanzó el Betis en un partido extremadamente desangelado que sólo alegró, para el espectador neutral claro, el golazo de Jonathan Zongo desde el centro del campo.

El duelo ya comenzó con una frialdad insoportable. Ni siquiera el hecho de que ambos entrenadores lo habían utilizado con el ánimo de hacer pruebas que les puedan servir para el futuro lograba mitigar la sensación que se desprendía de las gradas del estadio. Porque el recinto llamado Juegos del Mediterráneo no transmitía a los protagonistas más calor del que puedan sentir en un entrenamiento y eso, lógicamente, iba a ir en detrimento del espectáculo. Aquello parecía no importarle a casi nadie y todo concluía en que era mucho más importante no perder que incluso ganar.

Merino había confeccionado un once con una mescolanza de intenciones. Por un lado, tal vez buscaba la recuperación de algunos puntales que puedan serle útiles al Betis, o a él si continúa finalmente en el cargo, en un futuro. Ahí comparecen los nombres de Piccini, Perquis, Reyes, incluso Casado en el lateral. La segunda idea era probar algunas parejas en un día propicio para ello. Por ejemplo, cómo podría funcionar el dúo integrado por Rennella y Jorge Molina en caso de necesitarlo algún día por estar ausente Rubén Castro. El resto se ajustaba a la normalidad, a esa titularidad que parece cada vez más consolidada para Xavi Torres, Dani Ceballos, Kadir y hasta Jordi como central zurdo. 

En definitiva, no estaba Rubén Castro, sin duda siempre clave para tratar de anotar los goles que hacían falta para remontar, como ya se evidenciara en el rato en el que estuvo el canario en la ida, pero tampoco era un equipo para menospreciar a la competición, ni muchísimo menos. Y el Almería, en el estreno en el banquillo de Juan Ignacio Martínez, era más o menos lo mismo, pues en el equipo se alineaban muchos de los futbolistas a los que se les cuelga el cartel de titulares.

Sin embargo, a la hora de comenzar a mover el balón, todo se limitaría a la apariencia. Ambos litigantes coincidían en la transmisión de un mensaje de seriedad, de parecer que querían ganar, pero la realidad era muy diferente y lo que predominaba en los dos casos era un deseo de no perder por encima de todo. No se trataba tanto de buscar un triunfo que tal vez ninguno ansiaba de verdad como de salvaguardar una buena imagen, algo necesario para los ocupantes de los banquillos de Almería y Betis.

La consecuencia es un transcurrir de los minutos sin que pase apenas nada a lo largo del primer periodo. Y eso que en los cinco primeros hubo opciones para que tanto Trujillo como Rennella hubieran adelantado a los suyos en sendos cabezazos en acciones de estrategia. No fue así por la escasa precisión de ambos con la testa, pero eso parecía anunciar una noche copera con alguna emoción. Nada más lejos de la realidad.

Se exceptúan los intentos de darle coherencia al juego de Dani Ceballos y los choques de Rennella y muy poquito más se colocaba en el haber del Betis. En el debe, sí, algunas pérdidas innecesarias que no acabaron en males mayores porque el rival tampoco era nada del otro mundo.

Decidió Juan Merino que era el momento de tratar de ir a por el partido en el primer tramo del segundo acto. Ahí estaba Rubén Castro como actor principal con algo más de media hora por delante, aunque extraña que se fueran Dani Ceballos y Rennella. Sin embargo, los deseos del técnico linense se toparían de inmediato con un despiste defensivo que ponía por delante al Almería para acumular dos tantos de ventaja, que se irían hasta tres con el espectacular golazo de Jonathan Zongo desde casi el medio del campo. Pero el Betis, por encima de todo, no quería una mala imagen y peleó hasta acercarse a través de Perquis e incluso debió marcharse de Almería sin la mácula de la derrota. Pero Rubén Castro envió un penalti al larguero. Hubiera servido para mejorar algo más la forma, pero el fondo ya era inalterable entonces.

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