Inadvertido. Cuestionado. Transferible. Se quiera ver o no, Álvaro Cejudo ha resultado fundamental en el doble triunfo forastero del Betis ante dos rivales directísimos por la permanencia. Tanto en Gijón como en Vallecas, cuando peor lo pasada el equipo un actor muy secundario como Cejudo apareció para robar y asistir a las dos grandes estrellas del equipo. Gol de Joaquín para empatar en El Molinón y gol de Rubén Castro para sentenciar en Vallecas. 

Totalmente clave para sumar seis de seis en estas dos salidas, las dos a mediodía, se ha trabajado media España después de salir de la cantera del Betis para volver, de puntillas, a un club intervenido, rigurosamente tieso y en Segunda. Ni siquiera así fue indiscutible, pero Mel le ha dado cuartelillo y su papel en este arranque en Primera está siendo más relevante que el del año pasado.

Aunque en verano se vio fuera, e incluso su nombre apareció en una lista de descartes, a Cejudo no se le puede negar que trabaja como un perro y, aunque tenga menos calidad que otros, su concurso puede acabar siendo de máxima importancia. Sólo así, con rabia, trabajo y fe, habría robado a Meré en la presión para avanzar y picar perfecto para que Joaquín empatara en El Molinón. Y ahora, en Vallecas, le robó la cartera a Zé Castro para dejar solo a Rubén Casto y que sentenciara un triunfo esperanzador. 

Hasta ahora, Cejudo ha jugado seis de los siete partidos de Liga (sólo se perdió la derrota casera ante el Deportivo), cuatro como titular, y sus dos asistencias han sido oro puro. El Betis acabó con nueve partidos sin ganar el Rayo en Primera, Joaquín cumplió su partido 400 en Primera y Rubén Castro el 100 con el Betis en Primera. Pero Cejudo, a lo calladito, ha resultado clave en estas dos citas forasteras asistiendo a las estrellas.