Un Betis distinto, muy distinto, amanece. Primero, por la apuesta definitiva de Juan Merino por el sistema 4-4-2, el que dispuso en la segunda parte en Anoeta, ante la Real Sociedad, que a punto estuvo de pescar algún punto tras una sonrojante primera parte; y segundo, por la entrada de aire fresco, el que aportaron en la banda derecha Montoya y sobre todo Musonda.

El imberbe atacante belga se presentó, y de qué manera. Parecía que conocía la banda derecha del Benito Villamarín mejor que el mismísimo Joaquín. O, al menos, igual de bien. Él solito ahormó el partido a los intereses verdiblancos, primero más fijado a la cal, y tras el descanso -fue la clave táctica del partido-, apareciendo más por dentro para asociarse con los dos puntas, desestabilizar a todo el Valencia y, con el marcador a favor, incluso provocar una expulsión. El jugador cedido por el Chelsea aportó lo que tanto anhela este Betis, alguien capaz de salirse del fútbol previsible y monocorde. Menos mal para Merino, que antes vio cómo el centro del campo era incapaz de gestar juego y llegar a Rubén Castro y Van Wolfswinkel.

Defensa

Esas dificultades del Betis para salvar la primera línea de presión del Valencia dificultaron que la zaga local tirara la línea lejos de Adán. No obstante, los centrales anduvieron atentos y cortaron las líneas de pase a Negredo o las arrancadas desde atrás de André Gomes, que tuvo la mejor ocasión de los levantinos en la primera parte con un disparo de media distancia: pisar el área bética fue muy dificultoso para un Valencia bien sujeto también por fuera, Feghouli por la derecha ante Vargas y Cheryshev por la izquierda ante el recién llegado Montoya. Ese 4-4-2, en el que Van Wolfswinkel cae tanto a la banda derecha y Rubén parte tanto desde la siniestra, mantuvo a los laterales más atornillados atrás. Y eso que ganó el Betis en el repliegue, aunque en la segunda parte, ya con el 1-0, Cheryshev le cogió un par de veces las vueltas a Montoya, hasta que el ruso empezó a dolerse de una pierna. N'Diaye fue fundamental, en esa fase, para que el Betis apretara arriba la salida del juego del Valencia. Corrió hacia atrás y evitó contragolpes.

Ataque

La chispa y desparpajo de Musonda contagió y animó al grupo a buscar más arriba a un Valencia con la moral muy quebradiza, sin la fortaleza moral para rehacerse ya con el 1-0. Ahí, el Betis creció con la pelota: Dani Ceballos se soltó en la izquierda, desahogó al tiempo que forzó faltas y encontró pasillos hasta el área, y los dos delanteros maniobraron con sentido por todo el frente del ataque. Siempre con un nexo que irrumpía desde la derecha, Musonda. Merino vio que el dibujo cuajaba en la segunda parte y no lo varió: Jorge Molina por Van Wolfswinkel y luego, Portillo por Dani Ceballos.

Virtudes

Musonda rompe la pizarra, encuentra a los delanteros e inyecta vitalidad al grupo.

Talón de aquiles

Poco fútbol brota de ese centro del campo. En el tramo final, demasiados nervios atrás.

UNO POR UNO

Adán Salvó dos puntos que pueden ser de platino en su salida tapando a Rodrigo.

Montoya Muy metido desde el principio, tuvo que ejercer de defensa, sobre todo ante la pujanza de Cheryshev.

Pezzella Esa amarilla tan pronto lo pudo descentrar, pero mostró carácter y se impuso.

Bruno El necesario punto de agresividad.

Vargas Mucho oficio ante Feghouli. Discreto a balón parado. 

Musonda Clave su capacidad para sorprender, llegar y hacer que los puntas participen. 

N'Diaye Unió las líneas con su despliegue. En el pase, cuando arriesgó, falló.

Petros El partido se puso poco a poco para él.

Dani Ceballos Apareció con el viento a favor. Antes, bloqueado en la izquierda.

Van Wolfswinkel Bulle, se ofrece y se pone de remate.

Rubén Castro Gol de intuición. Más activo tras el descanso.

Jorge Molina Intimidó.

Portillo Dio salida al balón.

Digard Poco tiempo.