Deportivo-betis

A la búsqueda de la continuidad

  • El Betis, tras cinco salidas sin vencer, necesita al menos puntuar en Riazor para coger confianza. El Dépor suma ya siete partidos sin ganar.

Llegó a ser el segundo mejor visitante de la Liga tras el Barcelona, pero desde que derrotó al Levante el 27 de noviembre en el Ciutat de València no ha vuelto a vencer fuera de casa. Tras aquel gol de Rubén Castro y aquel fallo clamoroso de Deyverson, el Betis cayó en una espiral de mal juego y resultados que acabó llevándose por delante a Pepe Mel antes de que éste, como le ocurriese en su primera etapa, pudiese disfrutar de unos fichajes que dan la impresión de que pueden mejorar la plantilla.

Desde aquel día, los verdiblancos perdieron sucesivamente lejos de Heliópolis frente a Las Palmas, Barcelona y Getafe, antes de que aterrizara Juan Merino para empatar en su estreno liguero en Villarreal y cayese luego en Anoeta frente a la Real Sociedad. Cinco salidas y un solo punto que han compensado el obtenido ante el Real Madrid y, sobre todo, la buena imagen ofrecida frente al coloso y la balsámica victoria ante el Valencia, que rompió una dinámica asaz negativa en casa.

Por eso esta cita de Riazor asoma como la ideal para que el Betis abandone los picos de sierra en singladura. Ganar en casa es de recibo para tener contenta a la clientela, pero lejos de Heliópolis también hay que sumar en aras de salir del marasmo y situarse en posiciones más cómodas en la tabla. Ítem más: en toda la campaña ha logrado el Betis ganar un partido en casa y otro fuera, o viceversa, de forma consecutiva. La última vez que consiguió seis puntos en dos tacadas sucesivas fue en sendos desplazamientos a El Molinón y Vallecas, precisamente ante los equipos que tras este partido recibirá en su estadio.

Tampoco es que la victoria hoy a hora tan intempestiva sea obligada en La Coruña, donde las previsiones, además, vaticinan que la lluvia caída ayer no va a dar tregua durante todo el día de hoy. El Betis ha recuperado casi al completo el colchoncito que dejó Mel y un empate, a priori, tampoco sería un mal resultado, máxime si posteriormente lo refrenda con un triunfo en Heliópolis frente al Sporting.

Ha roto el Betis una dinámica negativa de nueve partidos sin lograr la victoria y se mide con un equipo que suma siete -desde el 19 de diciembre ante el Eibar- más la eliminatoria copera frente al Mirandés. Se ha caído el Deportivo en 2016 y la idea de Víctor Sánchez del Amo y su gente es resucitar ante el equipo de Merino.

El linense cuenta con la baja de Pezzella, que no será un contratiempo, más bien al contrario, si Westermann se halla de verdad recuperado y quizá tampoco alinee a Dani Ceballos, que ha viajado sin estar del todo recuperado. Pero regresará Cejudo, titular indiscutible, y la duda es la banda que ocupará el ponteño, quien compartirá tarea con Musonda, que puede hacer más daño por la izquierda y encima evitaría a Fernando Navarro.

Sea como fuere, el Betis asomará por el encharcado césped de Riazor en un 4-4-2 con sus laterales anclados, las líneas muy juntas y tratando de dar sentido al juego con el balón, muy similar al de la segunda parte ante la Real Sociedad o a la disposición en Villarreal, pese a que allí fuese en 4-2-3-1.

El Deportivo tampoco es que atosigue en demasía en casa, pero es letal si halla espacios al contraataque, situación que suele encontrar fruto de su ordenada presión y del buen repliegue de sus futbolistas. Es en esos casos cuando Lucas Pérez, con campo por delante, se convierte en un delantero letal, fruto de su rapidez y el instinto goleador que ha desatado este temporada. Además, la línea de mediapuntas, técnicamente excelente, se encarga de proporcionarle los pases necesarios al coruñés para que éste los rubrique.

Quizá por ello, y por las condiciones en que pueda hallarse el terreno de juego, tiene la pinta de ser uno de esos encuentros en los que marcar primero puede ser importantísimo sino definitivo. Remar contracorriente, tanto para Betis como para Deportivo, encontrándose el otro agazapado y con las líneas juntas, sería sinónimo de que el 2-0 estaría más cerca que el empate. Así que a nadie extrañe que ambos equipos, ya incluso desde el tañido inicial, extremen las precauciones.

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