La expedición verdiblanca partió ayer hacia Neuruppin con los 24 jugadores citados por Gustavo Poyet, quien aguarda la llegada de Roman Zozulya, el delantero ucraniano elegido por los técnicos para reforzar el ataque y que tiene ultimado un acuerdo con el Betis a la espera de resolver los últimos flecos de su contrato.

Entre esos asuntos pendientes para cerrar la llegada de Zozulya se encuentra la sanción de seis meses que le impuso la Federación ucraniana para competiciones locales, lo que dejaría al delantero sin participar hasta noviembre. Eso sí, el comité de apelación federativo se reunirá hoy para valorar una posible rebaja de la misma, lo que daría luz verde a la incorporación. Incluso el club verdiblanco ha elevado una consulta a la Federación Española sobre la validez de esa sanción para los torneos nacionales y, en principio, la respuesta ha sido favorable a los intereses béticos, de ahí que se mantenga el optimismo para este fichaje, aunque los dirigentes quiere tener bien atado este asunto para evitar contratiempos posteriores.

A la espera de los acontecimientos de hoy, Zozulya ha continuado con las despedidas. Si el domingo lo hizo de los aficionados del Dnipro desde el propio terreno de juego, el ucraniano invitó posteriormente a cenar a sus compañeros, ante la inminencia de su marcha.

"En algún momento me di cuenta de que era hora de irme. Francamente, fue muy difícil tomar esta decisión. Era difícil salir del Dinamo de Kiev, y ahora salir de aquí es cuatro veces más difícil. Lo hablé durante mucho tiempo con mi mujer, hablamos de todo. Incluso antes de ayer no quería ir a ninguna parte", manifestó Zozulya a los medios locales, a los que emplazó unos días para que conocieran su destino: "Sí, dejo el Dnipro. Y en unos pocos días diré mi próximo equipo. Básicamente, mi historia en el Dnipro ha terminado. Me voy por un tiempo, pero sin duda volveré para terminar mi carrera en el club. Si me sale mal la experiencia en el nuevo equipo, volveré aquí, por el Dnipro es mi equipo. A pesar de haber nacido en Kiev, mi corazón está con vosotros, en el Dnipro. Y los cinco años y medio que pasé en Dnipropetrovsk han sido inolvidables. He tenido otras ofertas en el pasado, pero después de la conversación que tuve con el presidente del club, llegamos a la conclusión de que tenía que salir".

Con el fichaje del delantero ucraniano prácticamente ultimado, el director deportivo, Miguel Torrecilla, continúa a la búsqueda de ese pivote que Poyet considera clave para su esquema de juego. Ante la dificultad para conseguir a las primeras opciones -el gabonés Lemina y el francés Stambouli-, los técnicos continúan muy pendientes de los movimientos que se producen en el mercado en estos días, con algunos de los clubes grandes de Europa realizando sus descartes.

La intención de Torrecilla es la de afinar al máximo en la llegada de ese centrocampista de corte defensivo que ajuste el sistema de Poyet, por lo que no quiere errar en la elección. Al preparador uruguayo le gustaría tenerlo ya en la concentración en tierras alemanas, esa misma que empezó ayer y donde aguarda que en las próximas horas pueda llegar Zozulya, el tapado para la delantera que está a punto de ser verdiblanco.