El entrenador del Betis, Gustavo Poyet, llevó este martes en los medios oficiales un importante ejercicio de reflexión, recapacitando, sobre todo, en cuanto a un asunto vital para el conjunto verdiblanco, la situación de Rubén Castro tras su suplencia en El Sadar, dejando entrever que el canario será titular ante el Espanyol y como delantero centro: "Junto a la decisión que tomé en la final de la Copa inglesa con Altidore, fue la más difícil que tomé en mi carrera deportiva. Fue una decisión sumamente complicada de tomar, pero siempre pensando en el beneficio del equipo. Ahora queda una semana para trabajar y, en base a lo bien que salió en El Sadar, hay que meter a Rubén Castro. Estamos buscando esa solución que por distintas razones no estaba funcionando, y que nadie piense que va a ser en la izquierda".

 

Incluso, el preparador uruguayo parece que empieza a darse cuenta de cuál es la forma en la que el goleador bético se siente más cómodo en el campo: "Cuando estábamos jugando con Álex, Joaquín y Rubén hablé con ellos y estábamos todos convencidos, no se trata de que soy un caprichoso y obligo a jugar a los jugadores en el sitio que no quieren. Sabemos que Rubén quiere jugar en el medio, por eso el año pasado se pegó tantos partidos solo en esa zona. Rubén tiene que jugar con otro, solo arriba puede hacerlo con unos jugadores detrás con unas características determinadas que le puedan ayudar".

 

Otro tema importante que Poyet trató y matizó fue el de sus declaraciones sobre la hinchada heliopolitana en la rueda de prensa en Pamplona: "No por cuatro o cinco, uno habla de la totalidad de la afición del Betis. Necesito unión. Vengo de un país en el que la unión hace la fuerza, somos tres millones de habitantes y luchamos contra otros que tienen ochenta. Pienso que aquí no es diferente. Mi mensaje es ser educados y tratar de erradicar a esos cuatro o cinco que no nos representan a ninguno, aunque lamentablemente son los que más ruido hacen". 

 

Así, el preparador bético volvió a pedir unidad al beticismo de cara al compromiso del domingo. "Esperamos que el próximo partido ante el Espanyol sea de unión y no de esperar a que salga algo malo para insultar", dijo Poyet, que volvió a insistir en la necesidad de que exista una buena comunión entre el equipo y la grada para hacer del Benito Villamarín un fortín: "La gente no se da cuenta de lo que es jugar en un estadio con el ambiente que hay aquí. Tras el Deportivo me preguntaron si estaba de acuerdo con los pitos y dije que no, pero porque era el día que empezábamos la temporada y entendí lo que había desde años atrás. Fui honesto. Después, contra el Madrid, nos merecimos lo que pasó, fue bastante malo y no dije nada. Como queremos vernos más cerca del séptimo que del decimoctavo, necesitamos ganar como locales más que ganar como visitantes".

 

En este sentido, el preparador del cuadro heliopolitano rememoró cómo se produjo la única victoria que su equipo ha logrado en casa en lo que va de campeonato: "Quiero que estemos juntos. Les debo mucho a los aficionados, nosotros no les dimos nada aún, pero lo que hacemos día a día es partirnos la cara y si nos tenemos que partir la cabeza como contra el Málaga, lo haremos. En las temporadas hay un día malo y todos lo tenemos. Pero sí les pido más positivismo y más unión, y que confíen más en nosotros".  

 

Por último, Poyet analizó la situación actual del Betis en la tabla: "Estamos a dos puntos del séptimo puesto y a mí me gusta mirar para arriba. El año pasado Rubén Castro marcó 19 goles y el siguiente que más marcó fue un defensa. Este año necesitamos que aparezcan más jugadores, y de momento ya está Joaquín con tres, Álex Alegría con dos... Me ilusioné por lo que hicimos en Valencia, contra el Sevilla y contra el Málaga, pero luego no pasó lo que debió y acabamos decepcionados contra la Real Sociedad y el Real Madrid. No tengo una explicación, me gustaría tenerla. Analicé los encuentros individualmente y por eso tomé decisiones que son muy complicadas, pero que afortunadamente las puedo tomar yo".